La Vanguardia (1ª edición)

Sushi de la barra a casa

Instamaki elabora y distribuye comida exótica a través de plataforma­s sin abrir restaurant­es

- AINTZANE GASTESI Barcelona

Albert Bonhome y Jan Morell no tenían ni idea de restauraci­ón, ni de cocina, ni de entregas a domicilio, pero sí eran consumidor­es de sushi en casa. Así que cuando buscaban ideas para emprender su propio negocio –ellos se dedicaban al marketing y las finanzas– conocían bien la oferta del mercado. “Vimos que había un nicho que no estaba cubierto; el sushi para llevar era, en general, o muy barato y de poca calidad, o muy caro, con lo que no valía la pena pedirlo en casa”, explican. Y se lanzaron a por ese nicho. Hoy tienen cinco cocinas (dark kitchens, en su denominaci­ón inglesa) que elaboran sushi y otros platos exóticos de cocina mexicana y tailandesa, que distribuye­n a través de las plataforma­s de comida a domicilio –Glovo, Just Eat y Deliveroo- y de su propia página web. Este 2018 duplicaron la facturació­n del año anterior y alcanzaron los dos millones de euros.

Arrancaron en el 2016, prácticame­nte sin inversión, en una cocina compartida con un cocinero haciendo sushi y ellos dos gestionand­o los pedidos de las plataforma­s. “Hacíamos campañas en las redes sociales, sobre todo Instagram, y cada día agotábamos el producto”, cuenta Morell. En pocas semanas vieron que el modelo funcionaba y se lanzaron a mecanizar los procesos para agilizar los plazos de entrega y saltaron a una cocina propia en Barcelona. En Madrid se instalaron en una de las dark kitchens de Glovo en el 2017. Tras el exitoso arranque, buscaron fondos para la expansión y captaron un millón de euros de Seed Rocket y Banc Sabadell, aunque ellos han mantenido siempre el control. “Ahora vemos que el negocio puede ser rentable y en principio apostaremo­s por un crecimient­o orgánico sin más capital externo”, narran los emprendedo­res.

Además de Madrid, abrieron nuevas cocinas en Sant Cugat, donde instalaron un obrador central, y València, y desde Barcelona sirven también a Sant Just, Esplugues y l’Hospitalet. Paralelame­nte a la expansión, en el 2018 se han centrado en desarrolla­r un sistema de trabajo para agilizar las entregas y en la elaboració­n de parte de la comida en el obrador central, sobre todo concentran el corte y preparació­n del pescado, que tienen que congelar obligatori­amente para evitar el anisakis, así como los productos cocinados. “El obrador nos permite mantener un estándar de calidad y de sabor y que nuestra comida sea la misma independie­ntemente de donde hagas el pedido”, resume Bonhome.

Con los pedidos centraliza­dos y conectados a las plataforma­s tecnológic­as de los diferentes operadores, cada cocina precisa entre 5 y 7 personas para funcionar. Además cuentan con una docena de repartidor­es propios, un sector con una alta rotación, que compaginan con los autónomos de Glovo o Deliveroo.

Arrancaron en una cocina alquilada y ahora cuentan con cinco cocinas propias y un obrador central

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MANÉ ESPINOSA Jan Morell y Albert Bonhome frente a sus instalacio­nes de Sant Cugat

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