La Vanguardia (1ª edición)

Un coche de película

Un vecino de Alcañiz se cuenta entre la docena de personas que circulan en España con el coche de la película que arrasó en los ochenta

- JAVIER RICOU

Un vecino de Alcañiz se cuenta entre la docena de personas que circulan hoy en día en España con el coche de Regreso al futuro, la película que arrasó en los ochenta.

Jorge Aparicio tiene 36 años. La misma edad, mes arriba, mes abajo, que el DeLorean DMC12 que conduce. Es el coche de la saga de Regreso al Futuro. La máquina con la que Michael J. Fox (Marty McFly) y Christophe­r Lloyd (Doc) viajaban en el tiempo. En España sólo consta la existencia de una docena de DeLorean que sigan circulando por las carreteras. Jorge, un militar destinado en la base aérea de Zaragoza, mecánico de aviones y natural de Alcañiz, es uno de esos contados conductore­s.

Jorge Aparicio tenía sólo tres años cuando se estrenó en 1985 Regreso al futuro, una película producida por Steven Spielberg y dirigida por Robert Zemeckis que cosechó un gran éxito y a la vez se convirtió en el icono del cine juvenil de la década de los ochenta. Después hubo dos secuelas. Regreso al Futuro II (1989), que funcionó bien en taquilla, y Regreso al Futuro III (1990), que ya no logró tanta popularida­d como las dos primeras.

Jorge vio esas tres películas años después de su estreno. Le atrapó la historia (la cinta relata las aventuras de un adolescent­e llamado Marty McFly que usa una máquina para viajar en el tiempo creada por un amigo científico, Doc, a partir de una modificaci­ón en un automóvil DeLorean DMC-12) pero lo que más le impresionó, confiesa ahora, fue el diseño del vehículo usado para dar ese salto en el tiempo. Y fue en ese momento, siendo aún un adolescent­e, cuando se prometió a sí mismo que algún día él también tendría un DeLorean.

Jorge tuvo que esperar muchos años hasta ver cumplido ese sueño. Hasta el 25 de octubre de 2015. Ese día, recuerda muy bien que era por la mañana, cerró el trato de compra de un DeLorean que supo por internet que estaba a la venta en Los Ángeles. “A través de un familiar que conocía a una persona en esa ciudad pude confirmar el buen estado del coche y que era el modelo que yo buscaba”. Jorge tuvo siempre muy claro que quería un DeLorean de segunda o tercera generación, con tapizados e interiores de color gris y cambio manual. El coche que se vendía en Estados Unidos era el que había estado buscando durante mucho tiempo y lo compró.

¿El precio? “Es la pregunta que siempre me hacen cuando salgo a la carretera con este coche, antes de que surja otra pregunta muy repetitiva: ¿cuánto carburante consume?”. Jorge prefiere guardarse para él lo que abonó por ese coche –“vale lo que tú quieras pagar”, afirma”– y en lo que afecta al consumo revela que no gasta mucho más que otros coches similares de gasolina.

Cuando Jorge se sentó por primera vez al volante de su DeLorean nada de lo que tenía al alcance de sus manos le sorprendió. Conocía ya con detalle toda la historia de ese coche, cómo se diseñó su motor, los complement­os que lleva de serie. Y lo más singular de todo, el hecho de que con estos vehículos no hay opción de elegir color. La chapa de la carrocería es de acero inoxidable y todos los DeLorean son, por lo tanto, grises. Jorge se ha fabricado complement­os idénticos a los que aparecen en la película, como la máquina del tiempo, que instala de vez en cuando en su coche.

“Lo que igual mucha gente no sabe –afirma Jorge– es que la primera máquina de tiempo barajada cuando se escribía Regreso al futuro era una nevera. Al final se descartó esa opción ante el temor de que los niños empezaran a encerrarse en frigorífic­os para emular lo visto en la película”. Fue entonces cuando tomó fuerza la opción de que el salto en el tiempo se hiciese desde un coche. “El problema, con esta opción, radicaba en la elección del modelo. Esa marca iba a quedar siempre ligada a la película”, añade este militar de Alcañiz. Y alguien pensó entonces en el DeLorean. Fue la elección perfecta, pues ese vehículo dejó de fabricarse en 1982 al no ir bien las ventas y la conexión entre marca y película no iba a tener continuida­d, como habría ocurrido de elegir otro modelo que aún siguiera fabricándo­se ahora.

La historia del DeLorean y su mecánica (en todo el mundo sólo quedarían unas seis mil unidades en circulació­n) es otra de las cosas que apasiona a Jorge Aparicio. “Su inventor y diseñador consiguió fabricar en aquella época lo que se conoce como el primer coche musculoso: un automóvil con una carrocería pequeña pero con la misma potencia que los grandes coches americanos”, concluye Jorge.

“El precio es el que uno quiera pagar por el que fue considerad­o el primer coche con músculo de esta era”

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MERCÈ GILI Jorge Aparicio quedó atrapado por el diseño del coche usado en la película producida por Spielberg y años después compró ese modelo

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