La Vanguardia (1ª edición)

Un ladrón intenta apuñalar a dos mossos

Ocurrió en el barrio de Sant Antoni a primera hora de la mañana: uno de los agentes repelió el ataque con un disparo

- LUIS BENVENUTY

Muchos tenderos del barcelonés mercado de Sant Antoni se dieron cuenta al momento de que aquello fue un disparo. Ocurrió ayer en la calle Tamarit, en el corazón del barrio, a unos pocos minutos de que dieran las ocho de la mañana. Un hombre trató de apuñalar a dos mossos, y uno de los policías repelió el ataque con su arma reglamenta­ria. “Entonces apareciero­n policías por todas partes, de paisano, de uniforme, corriendo, en coche –relataron al poco algunos de los comerciant­es, aún nerviosos–... y se pusieron a perseguirl­os por todas partes... ¡Esos cuatro tipos llevaban toda la mañana tratando de meterse en comercios y pisos! Entraron en un supermerca­do por la puerta y después salieron por la ventana. Al final los policías lograron detener a uno de ellos. El resto huyó por las callejuela­s del Raval”.

Fuentes cercanas a la investigac­ión detallaron que dos agentes que patrullaba­n por el barrio vieron cómo una persona trataba de esconderse tras una puerta aparenteme­nte forzada, a la altura del número 142 de la calle Tamarit.

Los policías le indicaron que saliera a la calle. Entonces el sospechoso atacó a uno de los agentes de un modo muy violento con una arma blanca. Le clavó un cuchillo en una bota. El mosso sufrió una herida en un talón. Afortunada­mente la lesión no reviste gravedad. En ese momento su compañero no tuvo más remedio que ponerse en medio para evitar que el agresor propinara otra puñalada al agente. El policía se vio obligado a fintar las nuevas acometidas del agresor. Todo ocurrió muy deprisa.

Un segundo sospechoso apareció entre las sombras. Hasta ese instante había permanecid­o escondido en el fondo del portal. Ambos hombres emprendier­on la huida. Los dos policías iniciaron la persecució­n de los sospechoso­s por las calles de Sant Antoni.

A las pocas zancadas el que llevaba la arma blanca se giró y trató de agredir de nuevo a los policías. Uno de ellos desenfundó entonces su arma reglamenta­ria y efectuó un disparo. El agente no pudo confirmar después si acaso la bala alcanzó al sospechoso, dado que emprendió de nuevo la carrera. El proyectil, menos mal, no alcanzó a ninguna otra persona. Al poco los agentes lograron detener al segundo sospechoso. Los Mossos abrieron una investigac­ión a fin de dilucidar si el disparo fue una respuesta apropiada. Se trata de una pesquisa habitual en estos casos.

“Te puedo asegurar que los ladrones eran cuatro –repitieron algunos tenderos del mercado–, cuatro hombres con aspecto de magrebíes, de más de treinta años, con aspecto de saber lo que estaban haciendo... ¡Pasaron por delante de mis narices! No eran borrachos que volvían de marcha ni nada de eso. Eran profesiona­les. Después vinieron muchos más policías al barrio a ver si encontraba­n el cuchillo. Estuvieron buscándolo por todos los parterres de la zona peatonal”. Los Mossos aún buscan el arma del agresor.

La persecució­n de los sospechoso­s asustó a muchos comerciant­es del mercado que comenzaban su jornada

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XAVIER CERVERA El aspecto de esta puerta despertó las sospechas de los agentes

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