Sandunguera y camaleónica
Lugar y fecha: Razzmatazz (4/I/2019) La ascensión a la fama de la argentina Nathy Peluso subió un nuevo peldaño con su concierto en Razzmatazz dentro del Festival Mil·lenni. Aclamada por sus fans, mayormente femeninas, que llenaban la sala, demostró que es una artista en crecimiento, con un estilo heterodoxo que partiendo del hip-hop se expande hacia el R&B y que cada vez tiene más en cuenta su origen latino.
Acompañada por el trío barcelonés Big Menu, con gran reputación en la escena hip-hop, su pericia instrumental, con guiños al jazz, funk y rock, no ayudó precisamente a levantar unas canciones que en su versión grabada son más minimalistas y electrónicas; al menos, sus primeros singles, reunidos en el álbum Esmeralda. Los temas nuevos del EP La sandunguera son más orgánicos y se abren al neosoul para combinar rap y canto en un Hot butter que la acerca a Erykah Badu y otras divas afroamericanas, combinando cálidos grooves de órgano y gorgoritos agudos en Gimme some pizza.
Los momentos más aplaudidos fueron cuando hermanó hip-hop y sabor latino, con el inapelable La sandunguera como mascarón de proa, en un himno de empoderamiento y sabrosura. Otros temas celebrados fueron Alábame, entre el cálido flow y el lloro soul, Esmeralda, con parloteo sinuoso cercano a la balaba y fondo instrumental hipnótico, o un Corashe que interrumpió por equivocarse de rima y que acabó por convertirse en un dramático y chillón final.
En medio hubo tiempo de guiñar el ojo a Cher y a Fugees, de marcarse un unplugged abolerado en el que no faltaron unas estrofas de Dos gardenias, de dejar sonar un popurrí salsero pregrabado y de demostrar que conoce el mundo del teatro y del baile con movimientos coreográficos de alto voltaje erótico. Tiene sílo 23 años y una camaleónica personalidad en fase de construcción que, tal como dice la letra de Daga, justo empieza a desplegar sus alas.