Adiós a la mina: el carbón quema su última etapa
Sólo dos pequeñas empresas piensan seguir, lo que exige devolver las ayudas
Las minas de carbón simbolizaban en la España de posguerra las gotas de prosperidad que brillaban en una economía yerma. Pero hoy en día ya son historia. La práctica totalidad de estas explotaciones echan el cierre tras un largo declive, en el que se han combinado fases de resistencia con planes para buscar alternativas de futuro.
Desde hace una semana (desde el pasado 31 de diciembre), rigen con toda la fuerza legal las consecuencias del plan de cierre acordado con la Comisión Europea, que puso fin a las subvenciones con una última prórroga a las ayudas. Mediante esta decisión (2010), las minas de carbón deben cerrar o devolver las ayudas recibidas desde el año 2011, si quieren seguir funcionando. De hecho, sin las ayudas que han recibido durante años, las minas de carbón habrían echado su cierre mucho antes.
Ha sido una muerte anunciada; tras su paulatina pérdida de peso. A principios de los años 90 del siglo pasado, España contaba con 145 explotaciones localizadas en ocho comunidades. Sin embargo, a finales del 2017, ya sólo quedaban 12 explotaciones. Asturias es la comunidad más afectada por el fin de la minería del carbón. De las doce explotaciones que había abiertas a finales del 2017, ocho estaban en esa región, mientras que en Castilla y León y Aragón había dos en cada una. La reducción en las explotaciones llevó consigo una elevada disminución del contingente de trabajadores, cuyo número pasó de 51.400 en 1985, a unos 30.000 en 1994 y a unos 2.000 en octubre del 2018. Se pasó de extraer 30 millones de toneladas (1993) a menos de tres millones (2017).
El descenso de la demanda de carbón en España ha sido el resultado del éxito y la proliferación de fuentes renovables (que tienen prioridad de despacho para entrar en la red) y de una bajada del precio del mineral (entre el 2012 y el 2015) debido a un exceso de oferta en los mercados internacionales. En España, el 90% del mineral quemado en las térmicas de carbón procede de Indonesia, Rusia, Colombia y Estados Unidos.
Tras duros forcejeos negociadores, Bruselas se avino en el año 2010 a que las minas de carbón deficitarias pudieran continuar recibiendo ayudas estatales, aunque con la condición de que éstas debían acabar a 31 de diciembre del 2018, como fecha tope. La medida afectaba a países como España y Alemania, entre otros. Si los propietarios querían continuar la explotación podían hacerlo pero debían devolver las ayudas recibidas (2011-2018). Casi todas las explotaciones españolas, en concreto 26 unidades de producción pertenecientes a quince empresas, se acogieron a ese plan de cierre. “Las minas que sí hayan devuelto las ayudas podrán seguir operando con normalidad en España y en cualquier otro país de la UE”, dicen portavoces del Ministerio para la Transición Ecológica.
Sólo Samca, en Ariño (Teruel, 150 empleados), e Hijos de Baldomero García, en Caboalles de Arriba (El Bierzo, en León, con 25 empleados), han mostrado su intención de continuar extrayendo carbón. Según declaró el secretario de Estado de Energía, José Domínguez, se están “explorando mecanismos y planes” para la devolución de las ayudas que exige la Unión Europea.
En Asturias, CC.OO. y UGT han alcanzado un principio de acuerdo con la empresa pública Hunosa, que prevé el mantenimiento de la actividad en el pozo San Nicolás y la clausura de los de Carrio y Aller en un plazo de dos años. De los últimos 2.024 mineros que quedaban en España en activo en octubre del 2018, casi el 80% (1.615) trabajaba en Asturias y el resto en Castilla y León (320 mineros) y Aragón (89).
Para buscar una salida a esas zonas dependientes de estas minas, el Consejo de Ministros aprobó el 21 de diciembre un real decreto ley de medidas urgentes para una transición justa. En él se incluye destinar 100 millones de euros en el 2019 (procedentes de los ingresos de las subastas de los derechos de emisión de CO2) a políticas de transición justa y de lucha contra el cambio climático, prejubilaciones, bajas incentivadas y creación de una bolsa de trabajo. Además, se prorrogan dos años los convenios de colaboración del llamado Marco de actuación para la minería del carbón y las comarcas mineras en el periodo 2013-2018, que expiraba el 31 de diciembre.
No sólo España ha llevado a cabo planes de cierre para las minas de carbón; también, Polonia, Rumania y Alemania. En este último país se clausuró el pasado 21 de diciembre el pozo de Bottrop, el último que seguía funcionando en la cuenca del Ruhr. La prosperidad de esa región, cimentada en la extracción del oro negro, también ha visto el mismo ocaso.
De los últimos 2.024 mineros, el 80% (1.615) trabajaba en Asturias, 320 en Castilla y León y 89 en Aragón