El Rey reivindica la “unidad y diversidad” de la bandera
Felipe VI elude a Catalunya en un discurso integrador en la Pascua Militar El Ejército pide a los Mossos sintonía con las policías del Estado
La convivencia se resiente de la política hiperventilada, los tiempos perturbados reclaman templanza. El rey Felipe VI hizo de nuevo ayer profesión de fe en la convivencia y eludió cualquier sombra de admonición política en su discurso de la Pascua Militar en el palacio de Oriente de Madrid. Catalunya, de nuevo como en Nochebuena, estuvo ausente del discurso. Para bien. Aludió el monarca al 175.º aniversario de la extensión, en época de Isabel II, del uso de la bandera rojigualda como enseña nacional –se usaba antes, desde tiempos de Carlos III como pabellón de la Marina– y la celebró en términos de símbolo de la “unidad e integridad” del “conjunto de la nación”, pero también subrayó que el escudo que la preside es “reflejo de historia y diversidad”. Y postuló para el emblema nacional español el valor de representar “nuestra confianza en el futuro”. Una bandera para todos, contra nadie, celebraba ayer el Monarca en un discurso de marcado ánimo integrador, plenamente coherente con el del pasado 24 de diciembre.
Buena parte de su intervención ante la plana mayor de la fuerzas armadas, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia, pero también ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, giró en torno a otra efeméride, el recién celebrado 40.º aniversario de la Constitución española, y en particular a la consecuente “modernización” de las fuerzas armadas, a partir de las ordenanzas dictadas hace cuatro décadas que las han convertido en garante principal de los valores constitucionales, recordó el Rey. Así, destacó y agradeció el compromiso de esas fuerzas armadas con el “respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, sobre todo las más débiles”, una labor indispensable para la construcción de una “sociedad libre y democrática”.
En ese proceso de adecuación del ejército a los tiempos, Felipe VI, como minutos antes había hecho la ministra de Defensa, se detuvo en otro aniversario, el trigésimo de la incorporación de la mujer a las fuerzas armadas españolas, que juzgó como “uno de los hitos más significativos en su proceso de modernización”. Y destacó que esta incorporación se convirtió con el paso de los años en integración hasta llegar a la plena equiparación, con la “posibilidad de ingresar en todos los cuerpos y escalas y ocupar cualquier cargo o destino”. Una mención sobria pero significativa en una semana en la que la extrema derecha ha puesto sobre la mesa una impugnación de las políticas de género y de discriminación positiva en su decidida encarnación de una virilidad herida y encorajinada contra el avance y la penetración del feminismo en la sociedad española.
Margarita Robles profundizó en el significado de esta integración de la mujer en las fuerzas armadas. “Esa incorporación no sólo fue un
gran avance en términos de igualdad, sino que supuso incorporar un valor añadido a las capacidades de nuestros ejércitos y la Armada”, aseguró, recordando que “el papel de la mujer como agente de paz y seguridad en el mundo es una prioridad para las Naciones Unidas con la que España está plenamente comprometida”. La ministra hizo una defensa expresa de las políticas activas de género: “Hemos potenciado la política de igualdad efectiva entre las mujeres y los hombres militares”, en tanto “elemento esencial para lograr la igualdad de oportunidades”, afirmó.
Margarita Robles se mantuvo en las antípodas del tono de su predecesora, María Dolores de Cospedal, en la Pascua Militar del 2018, en la que la entonces ministra de Defensa situó como uno de los desafíos de su cartera ministerial la lucha contra las “noticias falsas” –provocando un estremecimiento de la prensa al situar la libertad de expresión bajo el paraguas vigilante de las fuerzas armadas, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia–, una advertencia alimentada por la polémica, muy viva entonces, en torno a una supuesta intrusión de “bots rusos” en el proceso catalán.
Robles hizo un poco lo contrario subrayando el papel que la política de Defensa ha de tener en tanto política de Estado, emancipada de la brega partidaria, manteniendo “a las fuerzas armadas, la Guardia Civil y el CNI alejados de decisiones partidistas o coyunturales”, con el objetivo de “proteger a nuestros ciudadanos, preservando su bienestar y el libre ejercicio de sus derechos y libertades”.
Fue una Pascua Militar más institucional y menos política que las últimas, que trasladó, más con omisiones que con menciones, y con el evidente contraste con los últimos años, un estremecimiento que recorre el país: la súbita urgencia de reforzar los cimientos institucionales de la convivencia civil y política.
TRIGÉSIMO ANIVERSARIO
El Monarca y Robles defienden las políticas de integración de la mujer en el ejército
SIN BREGA POLÍTICA
La ministra se conjura para tener alejadas a las fuerzas armadas de “decisiones partidistas”