Catalunya se lleva el primer y el tercer premio del Niño
Barcelona y Sabadell se reparten más de 200 millones, y el segundo premio también cae en siete ciudades catalanas
El gordo de la lotería del Niño que ayer cayó íntegramente en el barrio de Gràcia tiene este año rostro de niño: Cosmin Rotariu, rumano de 15 años, que vive con su familia justo en frente de la administración de lotería 271, en la Travessera de Gràcia. Allí se vendió el 37142, un número que desde hace años cuenta con muchos abonados y cuyo premio de 200 millones de euros se han repartido entre los vecinos: ninguno con tanta soltura ante las cámaras como Cosmin, quien el sábado hizo caso a su padre y bajó a cambiar el décimo de Navidad, del que les habían devuelto el dinero, por uno del Niño.
Y es que ayer se produjo una lluvia de millones en Catalunya. A los que cayeron en Gràcia hay que sumar los 9 de Sabadell. Además, el segundo premio estuvo muy repartido y dejó más alegrías en Barcelona, Mataró, Les Franqueses del Vallès, Esplugues de Llobregat , El Prat, Girona y El Vendrell.
“Lo compartiré con la familia”, dijo ayer el pequeño Cosmin mientras mostraba el balcón de su casa, con una gran senyera y vistas al establecimiento de lotería. Cosmin, que desde hace 13 años vive con su familia en Barcelona, estudia en el instituto Vila de Gràcia y quiere ser ingeniero industrial. Su padre, que ayer bajó a la calle con el adolescente y su otro hijo menor al conocer la noticia, trabaja como electricista. Otra vecina, Mercè Izquierdo, se acercó a la administración con un roscón de Reyes. Como Cosmin, compró el décimo el sábado y explicaba que aún no se lo acababa de creer. Pero ya tenía claro en qué empezaría a gastar los 200.000 euros del décimo: “Un viaje a Nueva York”.
Mientras los vecinos se iban acercando, Ángeles Manzanares, esposa del dueño de la administración La Sort, marcaba insistente el teléfono del Xanfrà Gaudí, restaurante cercano a la Sagrada Família abonado todo al 37142. “Son una gente discreta y no sé de que les haga gracia que se les llene el restaurante de fotógrafos”. Ángeles atiende sola la administración desde que en junio a su marido, Jordi Vicente, lo operaron por una fractura de fémur. El hombre no fue capaz de quedarse en casa y acabó acercándose para saludar a los afortunados . “Mi familia lleva 50 años con el negocio que abrió mi abuelo, Santiago Margenat, y que se ha mantenido siempre en Gràcia”. En Navidad del 2014 repartieron un cuarto premio, pero nunca uno tan importante como el de ayer, del que no tenían participación y que en algunos establecimientos del barrio ha llegado a repartir dos millones de euros.
Nada indicaba, a la entrada del Xanfrà Gaudí, que acababa de tocar por fin el número al que están abonados durante todo el año. Ni espumeantes botellas de cava, ni gente gritando. Los clientes tomaban el aperitivo con tranquilidad o pedían
ABONADOS AL 37142
Muchos de los vecinos afortunados estaban abonados desde hace años al número ganador
alguna de las especialidades de la casa como si no hubiera pasado nada: rabo de toro, callos, caracoles, patatas bravas... En una de las mesas los dueños, José Antonio González y Àngela Rafols, compartían un té con Glòria Queralt, una clienta de toda la vida que regenta una tienda de moda muy cerca de su negocio y que, como ellos, se llevó un buen pellizco. “Somos discretos”, dice Àngela Ràfols, quien tiene claro para qué van a servir los 400.000 euros de los dos décimos que se habían reservado. Quiere jubilarse y dedicarse a lo que más le gusta: viajar a África. “Yo he nacido aquí por circunstancias de la vida, pero mi corazón está allí y por eso viajo a Gambia o a otros países siempre que puedo”. Durante años, ella y su marido han acogido en casa a niños saharauis que han convivido con su único hijo, un ingeniero naval que vive en Tarragona, que ayer se acercó a Barcelona para comer con ellos y que les hará abuelos la próxima primavera. Si algo tiene claro esta familia que tiene una clientela fiel desde hace 35 años es que una parte del dinero que les ha tocado irá a alguna causa justa. ¿Se va a comprar algo especial? “Ya tengo dos casas en India”, bromea Àngela. “Las compramos por 2.000 euros con una amiga para ponerlas a nombre de un grupo de mujeres, de modo que si sus maridos las repudian serán ellos quienes tendrán que abandonar el domicilio”.
De los 16 empleados que trabajan con ellos les ha tocado la lotería a casi todos. En la cocina, Paquita Jiménez ríe con ganas. ¿Qué hará? “¡Jubilarme! “. Ya ni se acuerda de cuántos años lleva en la casa pero serán unos 30. No hará lo mismo Àngela Rafols, que seguirá en su tienda de ropa pero sí espera vivir más desahogada. “Lo primero que haré es comprar un buen colchón. Después, un viaje con mis hijos”.
En Sabadell, los Reyes Magos han dejado un gran regalo a la ciudad. El tercer premio del Niño, el número 20148, cayó ayer íntegro, después de venderse por ventanilla en la céntrica administración número 1 del paseo de la Plaça Major y dejó nueve millones de euros. La cifra agraciada no era una cualquiera. Los responsables de la administración, Julià Larqué y Montse Ferrer, explicaron ayer, muy emocionados, que “se trata de un número al que estamos abonados desde hace 50 años. Lo hemos vendido todo por ventanilla, incluso el sábado por la tarde, porque lo teníamos colgado. Es un número que llevamos todo el año. Por Navidad y Reyes tenemos todas las series”, detallaban. “Así que si alguien vino el sábado a comprar, que revise los números, que es posible que lleve el premiado. Eso sí, serán unos buenos Reyes”, apuntaban, entre risas, tras descubrir la buena suerte que han repartido. Los ganadores de este tercer premio se llevan 25.000 euros por décimo y 250.000 por serie. La administración sabadellense ha vendido el 80% de las series, unos 360 décimos en total. Pasado el mediodía, nada más conocerse los resultados, afortunados y curiosos se fueron acercando a esta popular administración –que hace 105 años que funciona–, ubicada en la prolongación de la rambla de Sabadell, cortada al tráfico rodado en festivo. En un momento, se montó una alegre algarabía, regada con cava y con muchas llamadas telefónicas, risas nerviosas y abrazos sinceros. “¡Ha tocado a mucha gente, todo está muy repartido!”, gritaba una señora que ni afirmaba ni desmentía si le había sonreído la fortuna. Una de las ganadoras, Núria Prunera, explicó que había comprado el número a última hora. “Teníamos un número de Navidad y ayer fui a cambiarlo. Vi el 20148, que era el mismo de donde yo jugaba al baloncesto”. Y se lo quedó. Ayer por la mañana, mientras abría los regalos de Reyes con su familia, supo viendo la tele que el azar les había dado un nuevo regalo. Con este dinero, asegura, acabará de pagarse los estudios universitarios y ahorrará. Otro afortunado es Juan Andújar, que el jueves pasado compró uno de los décimos. “Al lado de mi casa hay un bar que tiene el 20147, el número anterior a este. Cada año vengo aquí a comprar un décimo y cuando vi este número, que era uno más que el del bar me hizo gracia. ¿Qué haré con el dinero? Una parte para mis nietos y otra para guardar en el banco”.
La administración sabadellense ha vendido el 80% de las series, unos 360 décimos en total