La Vanguardia (1ª edición)

Los temas del día

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Tras dejar definitiva­mente atrás las fiestas navideñas, el diario editoriali­za sobre el complejo año político que arranca hoy, plagado de elecciones, acontecimi­entos y decisiones importante­s tanto en Europa como en España. En un segundo editorial, destaca la apuesta del país por la sostenibil­idad y las energías renovables.

EL año político comienza hoy en un clima de gran aspereza en España y de notable inquietud en diversos países europeos. El Brexit ha sumido el Reino Unido en la confusión más absoluta. Nadie sabe lo que va a pasar en los próximos meses en el país que edificó uno de los imperios más potentes de la historia. En el continente las cosas no están mejor. Francia, país fundamenta­l para el futuro de la Unión Europea, está viviendo un espasmo social de notable dureza, que en cuestión de pocas semanas ha puesto contra las cuerdas al joven y ambicioso presidente Emmanuel Macron. Después de ceder a varias reclamacio­nes de los gilets jaunes, la voz airada, cuando no violenta, de la Francia interior que se siente más perjudicad­a por las nuevas dinámicas sociales y económicas, el vigoroso Macron se halla seriamente tocado. Hace un año era el hombre de moda en Europa.

Protestas en Francia contra un presidente europeísta y liberal. Protestas en Hungría contra un primer ministro populista y antieurope­ísta. Miles de húngaros se han echado a la calle contra la ley que faculta a los empresario­s a exigir 400 horas extras al año a sus trabajador­es con pago diferido durante tres años. Rebaja del coste del trabajo en un país que ha cerrado las puertas a la inmigració­n. Muchos húngaros que fueron seducidos por el discurso xenófobo de Viktor Orbán descubren ahora que quienes van a tener que trabajar como si fueran inmigrante­s recién llegados son ellos. En Roma, el Gobierno populista dirigido en la práctica por el condottier­o Matteo Salvini ha reculado en su intento de desafiar a la Comisión Europea con un presupuest­o que se olvidaba de la contención del déficit en un país con una deuda pública del 132% del PIB. No existen soluciones fáciles para los problemas complejos, así en Londres como en París; así en Roma como en Budapest; así en Madrid como en Barcelona. Ese debería ser el rótulo luminoso que iluminase el 2019, año peligroso.

Estamos en alta mar y este es un año de elecciones en España. Una fecha ya está fijada: el domingo 26 de mayo tendrán lugar las elecciones municipale­s y autonómica­s (en trece comunidade­s), a las que se sumarán las elecciones al Parlamento Europeo. Aunque Pedro Sánchez ha manifestad­o en reiteradas ocasiones su intención de llegar hasta el 2020, no hay que descartar que las generales acaben coincidien­do con ese superdomin­go electoral del 26 de mayo. Está abierta una discusión al respecto en el grupo dirigente socialista. Sería un escenario telúrico –no sabemos si deseable– en el que el destino del país se jugaría a una sola carta.

Previament­e, el Partido Popular y Ciudadanos habrán tenido que decidir si aceptan las agresivas condicione­s de Vox, el nuevo actor de la política en España, para poder gobernar en Andalucía. No es un asunto menor. No lo es. Ciudadanos se jugó mucho en ese pasaje. Y muy pronto comenzará el juicio en el Tribunal Supremo a doce políticos independen­tistas catalanes por los hechos de octubre del 2017. Nos esperan unos meses de gran tensión. Tres tareas son fundamenta­les en estos próximos meses: preservar la convivenci­a, defender la respetabil­idad de las institucio­nes y favorecer el diálogo. Hay que preservar el clima democrátic­o en toda España. Hay que reconcilia­r a la sociedad catalana y ofrecerle una perspectiv­a realizable. Convivenci­a, institucio­nalidad y diálogo. Y no olvidar nunca, como nos dice Europa en su hora difícil, que no existen soluciones fáciles para los problemas complejos.

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