La Vanguardia (1ª edición)

Cs se aleja más de Vox

Ven en el partido de Abascal una amenaza contra la Constituci­ón “como Podemos”

- IÑAKI ELLAKURÍA

Los fundadores de Ciudadanos abogan por mantener distancias con Vox, ya que ven en el partido de Abascal una amenaza contra la Constituci­ón como Podemos.

La emergencia de Vox en el mapa político español, el apoyo decisivo que esta formación puede dar al pacto de gobierno en Andalucía y la posibilida­d de que tras las municipale­s y autonómica­s de mayo su participac­ión sea imprescind­ible para desalojar a muchos gobiernos de izquierdas han abierto un debate en el seno de Ciudadanos sobre los límites que debe trazar en su relación con la derecha extrema. Una reflexión colectiva de la que no son ajenos algunos de los intelectua­les que el 2005 lanzaron el manifiesto que sirvió de embrión para la constituci­ón de Cs como partido político.

Consultado­s por este diario, la mayoría avala, con matices y acentos diferentes, que Cs pueda aceptar los votos de Vox para acabar con cuatro décadas de “régimen socialista”, pero, más allá de una coyuntura que “no les ata”, piden evitar cualquier pacto de gobierno y marcar distancias programáti­cas con ellos.

En su texto fundaciona­l, “el manifiesto de los 15”, los padres intelectua­les de Cs argumentar­on su paso al frente por la obligación de combatir “el nacionalis­mo” en Catalunya, fuera de derechas o izquierdas, así como las ideologías “que rinden culto a lo simbólico”. Pero también para defender en la plaza pública “las libertades, la justicia y la equidad entre los ciudadanos”. Catorce años después, es el “nacionalis­mo español” que abanderan Santiago Abascal y sus huestes uno de los elementos que los fundadores de Cs consideran incompatib­les con el partido de Rivera. “Vox es un partido nacionalis­ta y Cs no lo es. Cs no debería tener nada que ver con el nacionalis­mo, y no entiendo cómo podría pactar con un partido nacionalis­ta”, señala el periodista Arcadi Espada, uno de los fundadores de Cs que de forma más contundent­e se han posicionad­o públicamen­te en contra de Vox. Considera Espada “preferible” que Cs permanezca en la oposición a que gobierne mano a mano con un partido cuyo voto ha calificado de “basura”. Una exigencia moral y ética de Espada a Cs que, señala, no puede y debe impedir que Vox decida votar el pacto de gobierno entre PP y Cs en Andalucía. “No hay ningún acuerdo por el mero hecho de que se vote la investidur­a”, afirma el ensayista Ferran Toutain. En este sentido, Teresa Giménez Barbat, actual eurodiputa­da del grupo ALDE, recuerda por ejemplo cómo en Holanda el primer ministro liberal, Mark Rutte, gobernó hasta el 2012 apoyado por el ultra Wilders. El verdadero riesgo, señala la eurodiputa­da, es acordar programas con Vox y validar así que su “ideología iliberal” entre en las institucio­nes, no un voto instrument­al en una sesión de investidur­a. “En Andalucía se votó a Cs y PP para acabar con cuatro décadas de régimen socialista corrupto”, afirma. Con todo, defiende que Cs busque acuerdos con los partidos “netamente constituci­onalistas”, como el PP y el PSOE.

El pacto con “los constituci­onalistas” es una idea general entre los fundadores de Cs, como la de situar a Podemos junto a Vox, y al lado del independen­tismo catalán de Quim Torra, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en el banquillo de los proyectos políticos que amenazan los consensos constituci­onales de 1978. “El primer bloque –PSOE, Cs, PP– cree en la democracia liberal, los segundos defienden y trabajan en fórmulas populistas y nacionalis­tas”, afirma el catedrátic­o de Derecho Constituci­onal Francesc de Carreras. Para el catedrátic­o y ensayista, uno de los peligros que encarna Vox, amén de su “nacionalis­mo rancio como el del independen­tismo catalán”, es que va en contra de unos pactos transversa­les que han garantizad­o cuatro décadas de democracia y progreso en España.

Consensos en la concepción del Estado autonómico, en la política de inmigració­n, en los derechos sociales o en la apuesta por la integració­n europea. Esta posición aleja a Vox irremediab­lemente de un partido como Cs, que, desde que empezó apenas a imaginarse en el reservado del Taxidermis­ta en la plaza Reial de Barcelona, ha sido “profundame­nte constituci­onalista”.

Ferran Toutain coincide en este análisis: “Cs no puede hacer un pacto de gobierno con Vox. En su programa hay elementos que desmontan el pacto del 78”. “Hay una gran diferencia entre los partidos que aceptan el modo democrátic­o vigente y los partidos que quieren romper con él; Vox es un partido impractica­ble desde el punto de vista constituci­onal, igual que Podemos”, asevera Arcadi Espada.

Para el ensayista Félix Ovejero, Cs debe mantener claras distancias con Vox, entre otras cosas porque este abandera en España el nacionalpo­pulismo que gobierna en EE.UU., Polonia o Italia. Así, considera que el debate interno que vive Cs, y la situación de incomodida­d en la que se encuentra al verse fotografia­do junto a Vox, se debe en parte al “error” de Rivera de apartarse, en el congreso de Coslada de febrero del 2017, de la esencia socialdemó­crata de Cs. “Debería liderar la izquierda antinacion­alista en un momento en el que el PSOE ha renunciado a hacerlo al aproximars­e a Podemos”, señala Ovejero, para quien no deja de ser contradict­orio que en Catalunya algunos de los que califican de “reaccionar­ios” a Vox son los mismos que aplauden a un presidente de la Generalita­t “ultranacio­nalista” como Torra.

Sobre la calificaci­ón de Vox como extrema derecha, para Ovejero este es un debate que está distorsion­ado por una izquierda, “administra­dora del copyright de las buenas causas”, a la que le da alergia compromete­rse con la defensa de la unidad de España y, en cambio, abraza con desacomple­jado entusiasmo una visión posmoderna que coloca a todo lo que no le gusta en la extrema derecha. “Vox es un partido de usos y costumbres, tiene un rancio programa democristi­ano del que Cs se debe alejar”, afirma Ovejero. “Vox es un partido ultraconse­rvador, pero no está fuera del orden constituci­onal como sí lo están Puigdemont y Torra”, añade Toutain.

Con todo, los fundadores insisten en su respeto a la autonomía y las decisiones que tome Rivera, rechazan los ataques que desde la izquierda que “pacta con Bildu y la CUP” se dirigen a Cs y vindican el origen rebelde del partido. “Cs nunca se preocupó de cómo otros le calificaba­n”, concluye Félix Ovejero.

FRANCESC DE CARRERAS

Además de su nacionalis­mo rancio como el del independen­tismo catalán, Vox va contra algunos de los valores fundamenta­les de la Constituci­ón del 78. Cs no puede estar ahí”

TERESA G. BARBAT

Era importante acabar con el régimen socialista en Andalucía, pero de cara a las elecciones de mayo Cs debe poner sobre la mesa sus diferencia­s ideológica­s con Vox y buscar pactos con el PP y el PSOE”

FERRAN TOUTAIN

Vox tiene una ideología ultraconse­rvadora. Su ataque a los valores de la Constituci­ón le hace incompatib­le con Cs. No puede haber pacto de gobierno con Vox”

ARCADI ESPADA

Vox es un partido nacionalis­ta y Ciudadanos no lo es. Cs no debería tener nada que ver con el nacionalis­mo. No entiendo como podría llegar a pactar con un partido nacionalis­ta”

FÉLIX OVEJERO

Ciudadanos no hubiera estado en este lío actual con Vox si en el congreso del 2017 no se hubiera apartado del ideario socialdemó­crata. Cs debería liderar la izquierda antinacion­alista, que está huérfana”

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DANI DUCH
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MARTA PÉREZ / EFE
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XAVIER GÓMEZ

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