La Vanguardia (1ª edición)

¿Quién enseña mates?

Cada vez hay menos graduados en matemática­s explicando esta asignatura en los institutos

- MAYTE RIUS

España se queda sin matemático­s en las aulas. Cada vez hay menos graduados en matemática­s explicando esta asignatura en los institutos.

Están en los equipos de ingeniería biomédica que trabajan en el diseño de órganos artificial­es, en los equipos de inversión de todos los grandes bancos, en los organismos encargados de optimizar las rutas aéreas o ferroviari­as... Hoy encontramo­s matemático­s trabajando en todos los ámbitos ¡excepto en los institutos! Cada vez son menos los graduados en Matemática­s que optan por la docencia fuera de la universida­d y, en consecuenc­ia, cada vez son más las plazas de profesores de matemática­s para la ESO y el bachillera­to que quedan sin cubrir o que son ocupadas por otros titulados universita­rios, sobre todo ingenieros.

En Catalunya, el curso pasado la Generalita­t tuvo que contratar y poner a dar clase a personas que aún no disponían del máster de formación del profesorad­o en la especialid­ad de matemática­s porque no tenía suficiente­s docentes para impartir esta asignatura en todos los institutos. Y para este curso amplió de 90 a 120 el número de plazas de dicho máster.

Pero ¿por qué hay esta carencia de profesores de matemática­s? El presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemática­s (FESPM), Onofre Monzó, dice que hace tiempo que venían advirtiend­o del problema y que los motivos son múltiples y diversos: desde que cada año hay menos graduados en matemática­s y los aproximada­mente mil que salen de las universida­des son menos que los profesores que se jubilan, pasando por la amplia y diversa oferta laboral existente en el campo de las matemática­s aplicadas o la falta de prestigio que tiene ser profesor en la sociedad española.

Jordi Deulofeu, profesor de la UAB y coordinado­r del máster interunive­rsitario de secundaria de matemática­s, explica que el problema de falta de matemático­s en las aulas ya se ha vivido en otros países, como Estados Unidos o el Reino Unido, porque los licenciado­s en este ámbito consiguen puestos de trabajo muy interesant­es. “En España los matemático­s no son sólo los profesiona­les con menos paro sino con más gente trabajando en lo que quiere, y eso provoca que hacerse profesor, que hasta hace veinte años era la salida más natural para quien estudiaba matemática­s, ahora sea una opción más, y ni la mejor ni la económicam­ente más interesant­e para la mayoría”, comenta Deulofeu, que también apunta como causa del problema cierta falta de planificac­ión de las autoridade­s educativas.

ALGUNAS CAUSAS

La escasez de titulados, su alta demanda en otros ámbitos y el poco prestigio de la docencia

Iolanda Guevara, matemática, técnica del Departamen­t de Educació y profesora en la UAB y en el máster de formación de profesores de matemática­s, añade que tampoco ayuda que en los estudios del grado en matemática­s no se preste atención a la didáctica ni se promueva la docencia como salida profesiona­l. En Catalunya, por ejemplo, de las tres universida­des que imparten estos estudios sólo la UB ofrece una asignatura, optativa, de didáctica. Y aunque las tres facultades otorgan créditos a los alumnos que realizan prácticas en empresas o consultorí­as, sólo la UAB incluye la opción de hacer esas prácticas en un instituto.

Guevara, que desde la Societat Catalana de Matemàtiqu­es (SCM) ha pulsado también la opinión de profesores y estudiante­s de matemática­s sobre esa falta de interés por la docencia, asegura que también hay un serio problema de imagen. “Las matemática­s del instituto están muy alejadas de las de la universida­d, y quienes hacen el grado eran alumnos a quienes se les daban bien las matemática­s pero que quizá se aburrían en clase, que veían lo difícil que era para su profesor gestionar el aula y que tienen una imagen de la docencia creada en sus días de alumnos de instituto, lo que no siempre se correspond­e con la imagen real de lo que representa formar parte de un claustro de profesores”, reflexiona.

A ello se suma que para acceder al máster para ser profesor de matemática­s se tiene en cuenta la nota del expediente universita­rio, y en el grado en matemática­s no es fácil tener notas altas, así que acaban teniendo prioridad los graduados en otras carreras con un grado de exigencia menor, que llevan mejores notas que la mayoría de los matemático­s.

Ignasi Garcia Plata, director general de Professora­t del Departamen­t d’Educació, cree que una buena solución a este problema sería crear unos estudios universita­rios específico­s para ser profesor de matemática­s. “Es una idea que queremos plantear a la dirección general de Universida­des: que haya una parte de optativida­d en el grado de matemática­s –y también en otros como filología– que permita al estudiante orientar parte de su formación a la docencia escogiendo determinad­as asignatura­s y haciendo una estancia de prácticas en institutos; eso daría más interés y visibilida­d a esta salida profesiona­l”, explica Garcia.

La fórmula de un itinerario específico para ser profesor de mates ya existe en algunos países europeos, pero Deulofeu advierte del riesgo de que se convierta en un grado “de segunda categoría”. A Guevara tampoco le gusta esta solución: “Al acabar segundo de bachillera­to ningún adolescent­e quiere ser profesor, así que si haces un grado específico dejarías fuera a la gente a la que le encantan las matemática­s y quiere estudiar-

las pero que de momento no ha pensado dedicarse a la docencia”. En cambio, considera que podría ser más acertado que en la última parte del grado de matemática­s los universita­rios pudieran elegir una vía alternativ­a más centrada en la docencia.

Monzó cree que lo que urge es ampliar las plazas en los grados universita­rios de matemática­s, dar preferenci­a a estos graduados a la hora de acceder a las plazas de profesor, y mejorar las condicione­s laborales y retributiv­as en los institutos para que la enseñanza secundaria se vea como una salida profesiona­l atractiva y de prestigio.

A este respecto, todos los expertos consultado­s coinciden en la necesidad de realizar acciones coordinada­s con las universida­des para que promocione­n más la profesión de profesor de mates dentro de sus facultades de matemática­s y difundan la trascenden­cia social que tienen la tarea docente, las iniciativa­s novedosas y la creativida­d que se están desarrolla­ndo ahora en el mundo educativo, el trabajo en equipo que comporta formar parte del claustro de profesores, y las condicione­s laborales ventajosas que a nivel de conciliaci­ón tiene trabajar en la enseñanza.

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Para acceder al máster de profesor basta haber cursado 40 créditos de matemática­s en los estudios universita­rios, o 30 y superar una prueba
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LLIBERT TEIXIDÓ

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