La Vanguardia (1ª edición)

Dimite el jefe de gabinete del secretario de Defensa

- BEATRIZ NAVARRO

La cascada de dimisiones provocada por la intempesti­va decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar las tropas desplegada­s en Siria no cesa.

Tras la sonada dimisión del secretario de Defensa, el general Jim Mattis, el pasado 20 de diciembre, ayer fue el jefe de gabinete del titular del Departamen­to, el almirante Kevin Sweeney, quien renunció al cargo. En medio, también han dejado sus cargos el enviado especial para la coalición internacio­nal que lucha contra el autodenomi­nado Estado Islámico (EI), Brett McGurk, y la portavoz del Pentágono, Dana White.

“Después de dos años en el Pentágono, he decidido que es el momento de volver al sector privado. Ha sido un honor servir de nuevo junto con los hombres y mujeres del Departamen­to de Defensa”, dijo Sweeney en un comunicado mucho más discreto que la carta con la que Mattis anunció su salida, un correctivo en toda regla a la gestión y el programa político de Trump. Sweeney, que se jubiló del ejército en el 2014 y volvió al Pentágono con Mattis, debía trabajar desde el 1 de enero con Patrick Shanahan, el hasta hace pocos días número dos del Pentágono. Shanahan fue nombrado secretario de Defensa en funciones por Trump el pasado 23 de diciembre cuando este, furioso por la decisión y las críticas de Mattis, anunció que prescindir­ía de sus servicios desde el primer día del 2019.

En su carta de renuncia, Mattis quiso dejar claro que se iba por decisión propia y según sus términos, pero sin faltar a su responsabi­lidad con las fuerzas armadas, por lo que seguiría en el cargo hasta el 28 de febrero. Así “debería dar el tiempo suficiente para designar y confirmar” a su sucesor (alguien que, a diferencia de él, tenga puntos de vista “mejor alineados” con el presidente) y acudir a las citas previstas en el Congreso y la reunión ministeria­l de Defensa de la OTAN de febrero. Trump no le dio el gusto a Mattis de tener la última palabra y prescindió de él con cajas destemplad­as sin más dilación pocos días después.

Por las mismas fechas también se materializ­ó la largamente esperada dimisión del jefe de gabinete de Trump, el general John Kelly. Junto con Mattis, ambos estaban considerad­os los últimos “adultos” en el entorno del presidente. Trump afronta la segunda mitad de su mandato con ánimo combativo y decidido a dejarse guiar más que nunca por sus instintos y no por las opiniones o recomendac­iones de los funcionari­os ni altos cargos de su Administra­ción colocados por consejo de terceros. El ejemplo más claro, la decisión de retirar rápidament­e a los 2.000 efectivos destinados en Siria para apoyar a los kurdos y otras fuerzas locales contra el EI (está por ver cuál será el calendario exacto, aunque el mero anuncio ya ha tenido consecuenc­ias sobre el terreno), que pilló por sorpresa incluso a la cúpula del Pentágono.

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