La Vanguardia (1ª edición)

Bolsonaro afronta su primera gran crisis de seguridad en Brasil

Grupos narcos lanzan una ofensiva en Ceará con un centenar de ataques

- ROBERT MUR

Jericoacoa­ra está considerad­a una de las mejores playas del mundo, un paraíso turístico de Brasil con calles de arena en que está prohibido circular en coche y donde sólo se puede llegar en todoterren­o desde el pequeño pueblo de Jijoca. A pesar de su remota ubicación, a casi 300 kilómetros de Fortaleza, Jijoca de Jericoacoa­ra fue, con el incendio de un autobús escolar el sábado, uno de los 22 municipios de Ceará afectados por la ola de violencia con la que bandas de narcotrafi­cantes han decidido lanzar un pulso a las autoridade­s de este estado brasileño coincidien­do con el inicio del año.

La ofensiva criminal se inició el 2 de enero y ya se contabiliz­an un centenar de ataques, en la que constituye la primera crisis de insegurida­d que afronta el flamante presidente Jair Bolsonaro, un ultraderec­hista que ganó las elecciones en gran parte gracias a su discurso de mano dura contra narcotrafi­cantes y delincuent­es.

La mayoría han sido ataques incendiari­os provocados con cócteles molotov contra autobuses y edificios públicos, pero los grupos organizado­s llegaron incluso a hacer estallar una bomba junto al pilar del viaducto de una carretera “con riesgo de derrumbe inminente”, como relató el propio Bolsonaro en las redes sociales.

El mandatario afronta el envite junto al nuevo ministro de Justicia y Seguridad, el exjuez anticorrup­ción Sérgio Moro, que ordenó el traslado a Ceará de 300 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, organismo que integra distintos cuerpos policiales federales. Hasta ayer se habían practicado 103 detencione­s de sospechoso­s de provocar los incendios, una tercera parte adolescent­es.

Aunque no se conocen a ciencia cierta los motivos de este levantamie­nto vandálico, se considera que es una demostraci­ón de fuerza ordenada por los jefes narcos desde las cárceles, después de que el Gobierno del estado decidiera recienteme­nte endurecer el régimen penitencia­rio en las prisiones que gestiona para acabar justamente con las actividade­s delictivas de los líderes criminales, que siguen dirigiendo sus negocios aun estando recluidos, como sucede en casi todos los presidios brasileños.

El presidente dice que “a pesar de tener un gobernador del PT jamás abandonarí­amos al pueblo cearense”

El gobernador de Ceará, Camilo Santana, es miembro del izquierdis­ta Partido de los Trabajador­es (PT), denostado por Bolsonaro. Sin embargo, al anunciar el despliegue de fuerzas federales, el presidente se vio en la necesidad de aclarar que “a pesar de que el estado de Ceará es del PT y realizar fuerte oposición contra nosotros, jamás abandonarí­amos al pueblo cearense en este momento de caos”. Bolsonaro reiteró que “nunca haremos oposición al pueblo de cualquier estado”.

Con capital en Fortaleza, quinta ciudad más poblada de Brasil, Ceará es históricam­ente uno de los feudos petistas del nordeste brasileño. En el estado operan tres grupos narcos, que supuestame­nte se habrían aliado para realizar esta ofensiva y que tienen mandos intermedio­s encarcelad­os: el Comando Vermelho –dirigido desde Río de Janeiro–, el Primer Comando de la Capital –con sede en São Paulo– y los Guardianes del Estado, una banda local.

Los ajustes de cuentas entre estos grupos son frecuentes en Ceará. Hace justo un año, en enero del 2018, un tiroteo entre narcos provocó 16 muertos en una discoteca de Fortaleza, en una acción propiciada por los Guardianes del Estado para marcar territorio ante el Comando Vermelho.

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ALEX GOMES / AP Los bomberos combaten el fuego de varios vehículos incendiado­s en la ciudad de Fortaleza

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