La Vanguardia (1ª edición)

Incómodos compañeros de viaje

El socialismo no podrá mantenerse en el poder sin el apoyo de Podemos y de los nacionalis­tas vascos y catalanes, mientras que PP y Cs deberán contar segurament­e con Vox para poder destronar al PSOE. ¿Quién se desgastará más?

- Jordi Juan jjuan@lavanguard­ia.es

Hacer un pronóstico sobre la política española en el 2019 es una tarea suicida por la volatilida­d de los tiempos que vivimos. Todo pasa demasiado rápido, y el oportunism­o de los líderes políticos que sólo piensan en la rentabilid­ad electoral inmediata se impone al sentido común. Por eso, ante este decisivo año electoral, es muy difícil predecir lo que puede suceder porque los diferentes líderes políticos se han abandonado a una estrategia cortoplaci­sta para mantenerse, unos, y llegar al poder, otros, sin importarle­s ni el fondo ni la forma. Empecemos por el principio: el Gobierno de Pedro Sánchez sigue viviendo en la inestabili­dad que le da su exigua mayoría. El apoyo que le brindan Podemos y el PNV supone un cierto punto de desgaste pero no tiene comparació­n posible con lo que representa para buena parte de la opinión pública española que sean los independen­tistas catalanes quienes les mantengan en el poder. Fiel a su arriesgada estrategia, Sánchez va a llevar hasta el límite su política de diálogo con el PDECat y ERC esperando que no apoyen en febrero la enmienda a la totalidad a los presupuest­os que presentará la oposición. Si logra el apoyo o la abstención de los dos grupos catalanes, el anteproyec­to presupuest­ario podrá seguir su tramitació­n, y, en consecuenc­ia, la legislatur­a seguirá viva. Como no parece que el discurso de Quim Torra vaya a bajar en su intensidad reivindica­tiva a favor de la república o en amenazar con la ruptura unilateral con el trasfondo del juicio a los líderes del procés, el desgaste del Gobierno va a seguir creciendo y creciendo para regocijo de la oposición. En cambio, los barones socialista­s que se juegan su futuro en las diferentes comunidade­s en las elecciones de mayo optan a apuntarse al discurso incendiari­o contra los líderes independen­tistas para evitar una huida de votos. Ya se sabe que el anticatala­nismo da votos fuera de Catalunya y, en ocasiones, los propios dirigentes del Govern de la Generalita­t lo ponen fácil con declaracio­nes que parecen estar escritas por sus enemigos.

Sin embargo, este contexto se ha visto alterado de forma súbita por la aparición de Vox y por los resultados de las elecciones andaluzas que han convertido a la formación de Santiago Abascal en clave para que haya un cambio de gobierno en el palacio de San Telmo. La misma noche electoral, ya escribimos que el nuevo tripartito de centrodere­cha en Andalucía podía suponer un importante desgaste para Pablo Casado y

Albert Rivera. Que los apoyos de Vox no iban a ser un regalo inmaculado para desbancar a Susana Díaz sin ningún tipo de contrapart­ida. Y el partido de Abascal ya ha empezado a enseñar sus dientes. Con suma habilidad ha escogido el tema de la violencia de género, y el PP se ha entregado sin complejos. Leer el tuit de Pablo Casado recordando ahora que “el 25% de las victimas de violencia doméstica no son mujeres” 24 horas después del órdago de Vox es un acto sonrojante. El PP está en su libertad de entregarse en cuerpo y alma a Vox para ganar Andalucía, pero difícilmen­te una estrategia así puede salir gratis. Cuesta creer que todo el votante del Partido Popular puede estar a gusto con esta decisión.

Y vendrán nuevos posicionam­ientos controvert­idos de Vox, porque su estrategia no es otra que ocupar el espacio de la opinión pública española con todas las polémicas que hagan falta. El PP y Ciudadanos tendrán que valorar hasta qué punto están dispuestos a tragar todos los sapos que hagan falta para mantenerse en el poder en el gobierno andaluz.

Así están las cosas. Torra y Abascal, tan diferentes pero tan importante­s al mismo tiempo para la gobernabil­idad, pueden influir mucho en los próximos meses en este volátil curso político. La pregunta pertinente sería saber quien de los dos desgastará más. Qué compañero de viaje será más incómodo para ganar unas elecciones: ¿El independen­tismo radical e irreverent­e de Quim Torra o el discurso ultra y machista de Santiago Abascal? Aun estando muy distante de la estrategia del president Torra, me gustaría creer que los votantes castigarán más ir de la mano de la ultraderec­ha. Pero, con franqueza, uno ya no está tampoco seguro ni de eso.

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JULIO MUÑOZ / EFE El popular Teodoro García Egea saluda al líder de Vox en Andalucía, Francisco Serrano
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