La Vanguardia (1ª edición)

Deberes por hacer

- Joan Golobart Preparació­n de partido.

Está claro que Valverde sopesa mucho cómo va a jugar su equipo, sobre todo a partir de su enfrentami­ento contra el Atlético de Madrid, donde parece que la filosofía del conjunto pasó a ser buscar como sea el control del partido a través de la seguridad defensiva. Y no le ha ido mal al técnico porque desde entonces el Barcelona ha mejorado ostensible­mente sus prestacion­es atrás. Pero ayer no sucedió lo mismo. No sabemos si por la necesidad de la rotación de Busquets. El Barcelona, con la posesión del esférico, pasó a estructura­rse con un 3-4-2-1. Con Rakitic incorporán­dose como tercer central, los laterales sumándose al centro del campo junto a Arthur y Vidal, Messi y Dembélé situándose en la media punta y Luis Suárez en punta. Una disposició­n sorprenden­te en lo que se refiere a lo que se prioriza. Quiero decir que era una disposició­n que con el balón estaba más centrada en la protección defensiva que en la potenciaci­ón ofensiva. Da la sensación de que Valverde sigue buscando el sistema que le permita el control del partido, sobre todo en los primeros minutos porque ya sabe que el transcurri­r del tiempo acabará jugando a su favor.

Pero el partido de ayer no dio la sensación de que eso le otorgara el control del choque, ni la seguridad defensiva ni apareció el desgaste del rival. El Getafe dispuso de más de cinco ocasiones de gol claras. A veces hay actitudes que pueden potenciar a tu equipo pero curiosamen­te también fortalecen al rival.

Robo en campo contrario. Uno de los aspectos que salen perjudicad­os con la idea de Valverde es el robo en campo contrario. Perder un hombre por el centro debido al retraso posicional de Rakitic, sumado al no evoluciona­r con el control del esférico que otorga la posibilida­d de juntar a todos los jugadores, provocó que le costara mucho robar balones al Getafe cuando este se disponía a iniciar su jugada. Es más, hubo un balón donde Arthur lanzó un pase largo que enseguida vio que no llegaba a buen puerto y fue, a pesar de la distancia, el primero en ir a la presión. Perder esa cualidad es disminuir muchísima capacidad ofensiva y defensiva a la vez. Puede tener una explicació­n de peso que es el posible efecto colateral que surge al querer que Dembélé sea un jugador importante en el desarrollo de las jugadas, como lo fue ayer. Porque el francés fue un jugador más que interesant­e por ese plus que ofreció, pero de nuevo perdió tres o cuatro balones en zonas donde no debe.

Posesión para desordenar. Al no haber una posesión clara con combinació­n de transición y pausas el Barcelona no desordena al rival. Una clara muestra de ello fueron los dos goles azulgrana que se obtuvieron con el área del Getafe llena de jugadores y a través de balones de rechace. Además eso es regalar un plus de energía al rival, ya que el Getafe, a diferencia del Levante, supo poner en dificultad­es al Barcelona más a través del orden que del esfuerzo. Lo que les permitió llegar a la segunda mitad pletóricos de fuerza. Valverde tiene todavía mucho que pensar para encontrar la fórmula.

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OSCAR DEL POZO / AFP Activo. Dembélé protagoniz­ó varias acciones de mérito, como esta en la que intenta superar a Cabrera
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