Freno a la retirada
Perplejidad en los aliados por las contradictorias declaraciones de la Casa Blanca
Las tropas norteamericanas instaladas en Siria no se retirarán tan pronto como la Casa Blanca había anunciado, un cambio de criterio que Donald Trump, ahondando en sus habituales contradicciones, ha negado tajantemente.
Dio por “derrotado y bien derrotado” al Estado Islámico (EI)y en vísperas de la Navidad anunció la inminente vuelta a casa de los 2.000 soldados destinados en Siria (“nuestros hombres y mujeres vuelven, vuelven todos, están volviendo ya”), pero ahora que su consejero de seguridad nacional, John Bolton, ha viajado a la región para explicar a sus aliados los planes de la Casa Blanca, Donald Trump vuelve a echar la culpa a la prensa y lo fía todo a que sus seguidores crean su palabra sobre todo lo demás.
“The New York Times ha escrito a propósito una muy inexacta historia sobre mis intenciones en Siria”, tuiteó ayer el presidente respecto a un artículo que afirma que Bolton está dando marcha atrás a la decisión sobre Siria. Aunque rebobinando unas semanas en su cuenta de Twitter pueden encontrarse fácilmente pruebas de lo contrario, Trump sostiene que “nada ha cambiado” respecto a sus declaraciones originales. Él mismo se contradice a renglón seguido: “Nos iremos al ritmo adecuado”, dice ahora, cuando en diciembre habló de una salida inmediata que debía ejecutarse rápidamente.
“Seguiremos luchando contra el EI”, dice ahora el presidente, aunque en diciembre sorprendió a sus generales, aliados y adversarios al dar por derrotado al grupo terrorista para justificar su decisión de irse de Siria. “Nunca dije que lo haríamos inmediatamente”. “No habrá una retirada total hasta que el EI haya desparecido”, sostiene, adentrándose un poco más en sus propias contradicciones.
La decisión de abandonar el tablero sirio enfrentó a Trump con sus generales, el secretario de Defensa –Jim Mattis, que dimitió en protesta–, los comentaristas de derechas y el partido republicano tanto por la forma en que se decidió, su ruptura con la doctrina belicista de los conservadores y sus posibles consecuencias sobre el terreno. Algunos hablaron de “regalo de Navidad” a Irán, Vladímir Putin y Bashar el Asad. Otros alertaron de la patente traición a los kurdos, que han luchado con Estados Unidos también en Irak y que con la retirada de las tropas quedaban a merced de Turquía, que considera terroristas a sus milicias y lleva semanas preparándose para atacarlas.
Los kurdos no saben a quién creer. Escucharon a Trump decir adiós a Siria y a Bolton el domingo desde Israel poner condiciones a su salida, además de rogarles que no negocien protección con Damasco, porque “saben bien quiénes son sus amigos”. Los kurdos de Siria esperan aclaraciones del Gobierno estadounidense sobre sus planes. “No se nos ha informado de nada directa ni oficialmente, sólo hemos oído las declaraciones a la prensa”, declaró su representante, Badran Ciya Kurd, a la agencia AP respecto al anuncio de Bolton sobre una retirada con condiciones que, en la práctica, podría dejar a las tropas sobre el terreno indefinidamente.
Uno de los requisitos que Bolton –opuesto en silencio al plan original de Trump, porque podía reforzar a Teherán– plantea ahora para dejar Siria es precisamente la seguridad de los kurdos. El asunto estará sobre la mesa hoy en Ankara, donde Bolton se reunirá con el Gobierno turco, furioso por los comentarios del secretario de Estado, Mike Pompeo, advirtiéndole contra una “masacre” kurda. Desde el anuncio de Trump en diciembre,
El presidente niega que haya habido cambios pero ahora habla de irse de Siria “al ritmo adecuado”
Turquía ha estacionado un alto número de tropas junto a la frontera siria y no ha hecho ningún secreto de su plan de atacar al YPG, el grupo armado por EE.UU. contra el EI.
“Turquía adoptará con determinación las medidas que considere necesarias para su seguridad nacional al tiempo que coordina su lucha contra el terrorismo”, dijo un portavoz del presidente Recep Tayipp Ergdogan en reacción a la demanda de Bolton de negociar medidas de protección para los kurdos, al tiempo que recalcó que la YPG es el brazo armado sirio del PKK, la guerrilla kurda activa en Turquía.
La petición de Bolton parece responder a la presión para evitar una debacle sobre el terreno tan pronto como la bandera estadounidense se retire del lugar. Pero Trump, a la vez que ahora dice que quiere proteger a los kurdos, avisa de que no desea estar “por siempre” en Siria. “Es arena y muerte”, dijo hace unos días, cuando empezó a dar señales de que podía quedar atrapado en su propio laberinto de promesas y rectificaciones sobre sus auténticas intenciones en Siria. “Ni él mismo sabe cuáles son”, dijo ayer el comentarista conservador Max Boot, que se dio de baja en el partido republicano tras la victoria de Trump.