Qué más da el color de la bala
Jazmine, una niña de siete años de Houston, murió de un balazo cuando iba en el coche con su madre y sus hermanas
Afin de cuentas, nada le devolverá la vida a Jazmine Barnes, de siete años, otra víctima más de la epidemia armada en Estados Unidos. El pan de cada día.
El pasado 30 de diciembre, en el municipio de Houston (Texas), Jazmine estaba junto a sus tres hermanas en un coche conducido por su madre, LaPorsha Washington. Eran las siete de la mañana e iban a por café y desayuno. Todavía vestían los pijamas.
De pronto, un coche se paró al lado en un semáforo y abrió fuego. La madre resultó herida. La peor parte se la llevó Jazmine, que falleció por el impacto de las balas. Los testimonios de varios testigos señalaron que el pistolero viajaba en un vehículo pick-up rojo. Una de las descripciones más detalladas la dio Alexis Dilbert, de quince años, la hermana adolescente de Jazmine. Según su testimonio, el autor del ataque era “un blanco con ojos azules, con capucha, tan flaco que parecía enfermo”. Se difundió su retrato robot.
Empezó la búsqueda y las manifestaciones en la ciudad. Aunque el sheriff Ed Gonzalez, del condado de Harris, no ofreció una motivación para este ataque, tampoco pudo poner freno a las especulaciones. “No hemos de asustarnos por llamarlo por lo que parece, un crimen de odio”, afirmó la demócrata Sheila Jackson Lee en una de las protestas.
Este domingo el asunto dio la vuelta como un calcetín. La policía realizó la primera detención y el presunto no mantenía similitud alguna con el retrato. Eric Black Jr., negro de 20 años, reconoció que había participado en el tiroteo. Implicó a otro, Larrie Wooddruffe, de 24 años, en principio también afroamericano. Woodruffe estaba detenido por un asunto de drogas a la espera de que le ampliaran los cargos por asesinato.
Este caso y sus circunstancias tiene resonancias de la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri) en el verano del 2014, origen del movimiento Black Lives Matter, en contra de la brutalidad policial hacia los afroamericanos. Un agente blanco mató a Brown, quien supuestamente levantó las manos en señal de rendición, según los testigos. La investigación judicial y del Departamento de Justicia puso en duda esa versión y exculpó al uniformado.
La pista para resolver la muerte de Jazmine la recibió el activista Shaun King, uno de los que se implicó en la llamada ciudadana para resolver el enigma. King facilitó esa información a los investigadores, que certificaron su veracidad. La policía afirmó que no pensaban que la familia de Jazmine fuera el objetivo marcado y que el ataque se debió a “un error de identificación”.
“Las evidencias avalan la fuerte creencia de que Jazmine y su familia fueron víctimas inocentes”, subrayó el sheriff. También señaló que el pick-up rojo existe, que se paró en el semáforo, pero que el fuego salió de otro coche. Buscan a su conductor como uno de los principales testigos.
Que más le da a Jazmine el color de la bala.
Se creyó que el autor era un blanco racista, pero ha resultado que los dos presuntos homicidas son negros