Desbaratado un intento de golpe de Estado en Gabón
Militares toman la radiotelevisión pública y acaban detenidos
Gabón, uno de los pilares de la Françafrique –como se conoce la zona de influencia comercial, diplomática y militar francesa en África–, se tambaleó ayer brevemente. El país africano sufrió un golpe de Estado, fallido según el Gobierno gabonés, perpetrado por un puñado de militares que llamaron a la insurrección. A las 6.30 horas de la mañana, soldados armados ocuparon el edificio de la radiotelevisión pública y anunciaron la creación del Consejo Nacional de Restauración de la democracia contra el presidente Ali Bongo, hospitalizado en Marruecos y que lleva más de dos meses y medio fuera del país. El teniente Kelly Ondo Obiang, hasta ayer un desconocido, pidió en antena a sus compañeros de filas que tomaran las armas para controlar el aeropuerto y otros puntos estratégicos y llamó al levantamiento popular. “El día tan esperado ha llegado en el que el ejército ha decidido situarse junto a su pueblo para salvar a Gabón del caos –leyó en un comunicado–. Levantaos como un solo hombre y tomad el control de la calle”.
La asonada tuvo poco recorrido: pocas horas después, el portavoz del ejecutivo gabonés, Guy-Bertrand Mapangou, aseguró que la situación estaba “totalmente bajo control”, que ningún cuartel había seguido el llamamiento y que los cinco líderes golpistas, sin vínculos conocidos con la jerarquía militar, habían sido detenidos. La Unión Africana, Francia y Estados Unidos reprobaron ayer el intento de golpe de Estado y desde París, de la que Gabón dependió como colonia hasta 1960, se condenó “cualquier tentativa de cambio de régimen extraconstitucional”.
Durante todo el día de ayer se colocaron controles militares en la capital, Libreville, se cortó el acceso a internet y helicópteros sobrevolaron una ciudad “desierta” y en “confusión total”, según explicó Fridolin Mvé Messa, presidente de la Unión de sindicatos de la Administración pública. “Nadie ha ido a trabajar, apenas circulan vehículos, las tiendas no han abierto y la Administración ha cerrado. Vivimos una situación inédita en nuestro país”.
El estado de salud del presidente Ali Bongo, de 59 años, ha sumido al país en la inquietud. Ausente del país desde el 24 de octubre, cuando sufrió un problema cardiovascular durante un viaje a Arabia Saudí, el mandatario fue trasladado a Marruecos, donde permanecía ingresado desde entonces. Para frenar los rumores sobre su salud y la difusión de noticias falsas sobre su muerte, Bongo apareció el 31 de diciembre en televisión para realizar el tradicional discurso de Año Nuevo desde Rabat.
Aunque fallido, el intento de golpe de Estado de ayer sorprendió a muchos en Gabón. El país de África central, con dos millones de habitantes, está considerado uno de los estados más estables del continente y no había sufrido golpe alguno desde su independencia. Pese a su aparente consistencia política –sólo tres presidentes en casi 60 años–, la situación no es ni mucho menos idílica. A pesar de que el petróleo, hallado en la década de los 70 y que supone el 80% de las exportaciones, proporciona al país unos ingresos per cápita cuatro veces superiores a la media de los países subsaharianos, la desigualdad y la ausencia de libertades han sido constantes.
Ali Bongo, quien sucedió a su padre, Omar Bongo, en el poder desde 1967 hasta su muerte en el 2009, fue acusado de manipular las elecciones para su reelección en el 2016, cuando ganó por 6.000 votos al opositor Jean Ping. Su rival denunció fraude en una de las regiones del país más controladas por el presidente, donde según las cifras oficiales Bongo ganó con el 95% de los votos y hubo un sospechoso 99,9% de participación.
El presidente Ali Bongo, hospitalizado en Marruecos, está ausente del país desde hace dos meses y medio