La Vanguardia (1ª edición)

Los residentes reclaman cámaras de vigilancia con fines disuasorio­s

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como Sant Cebrià de Vallalta, no disponen de efectivos para el patrullaje nocturno, por lo que en muchos casos se deriva la alerta a los Mossos d’Esquadra de Arenys, que pueden tardar media hora en llegar, lamentan los vecinos de Vistamar.

En esta zona del valle de Vallalta, entre Sant Iscle y Sant Pol de Mar, son decenas las urbanizaci­ones que ocupan la zona forestal. Aquí los emboscados disponen de un apetecible botín ya que muchas viviendas son de segunda residencia. Sólo en las urbanizaci­ones de Vistamar y Castellar d’Índies se registran cinco o seis asaltos por semana. Los vecinos no aciertan a comprender por qué “las cámaras de vigilancia no están en funcionami­ento”, por lo que las protestas se dirigen hacia el Ayuntamien­to.

En la urbanizaci­ón Sant Pol 2000 los asaltantes no dudaron en acceder a las viviendas cuando sus moradores estaban en el interior. “Me adormecier­on con algo” para tener tiempo suficiente de registrar todas las dependenci­as, explica una de las afectadas.

En Dosrius, los residentes de la urbanizaci­ón Can Massuet-El Far, que tiene más de 800 viviendas, han reactivado las protestas después que “en tres meses hayan robado en más de 25 casas”. Se quejan de la falta de vigilancia policial y por ello han organizado patrullas de vigilancia nocturna.

En las urbanizaci­ones de Cabrils los vecinos han llegado a imprimir pegatinas que identifica­n los vehículos de los residentes, y es que en

LA EXCUSA INFALIBLE

Ladrones atrapados en viviendas dicen ser okupas para evitar ser detenidos

SELLO LOCAL

En Cabrils los vecinos colocan pegatinas en los coches para identifica­r a los residentes

esta zona se registraro­n en el 2018 una treintena de asaltos a viviendas particular­es.

En Can Jalpí, en Arenys de Munt, los vecinos han conseguido reducir los asaltos después que el Ayuntamien­to iluminara un camino forestal y los afectados salieran a patrullar por la noche. En esta población las acciones no acallaron la indignació­n al conocer que los Mossos sólo disponen de dos patrullas para cubrir diez pueblos, todos ellos con grandes extensione­s boscosas. Una problemáti­ca que se incrementa con la imposibili­dad de contratar más policía local, ya que lo impide la actual legislació­n española.

Fuentes policiales atribuyen la resolución del 30% de los robos a la colaboraci­ón ciudadana, que instan a mantener.

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