Eterna cola de vaca
Se cumplen 25 años del 5-0 del Barça al Madrid con tres goles de Romário
El 8 de enero de 1994, hace exactamente 25 años, se agotaron las entradas del Camp Nou por primera vez desde la ampliación del estadio en 1982. El barcelonismo estaba soliviantado ante la visita de un Real Madrid que unas semanas antes se había proclamado campeón de la Supercopa en el partido de vuelta en Barcelona y se había excedido en las celebraciones sobre el terreno de juego. Incluso su presidente, Ramón Mendoza, protagonizó una escena delirante en Barajas saltando como un fanático más al grito de “¡es polaco el que no bote!”. Todo el mundo en el Barcelona sentía una animadversión especial hacia el archirrival blanco antes de la 18ª. jornada de Liga. Desde la afición hasta la directiva, pasando por los jugadores y los entrenadores. “Los técnicos le teníamos ganas al Real Madrid por muchas razones”, confesó Carles Rexach, ayudante de Johan Cruyff, al término de un partido convertido en la última gran función del dream team: 5-0. “Una noche de esas que, con el paso del tiempo, gusta de recordar con los amigos –quizá con los nietos– y decir con un aire melancólico: ‘Esa noche yo estuve allí’”, describió Enric Bañeres en La Vanguardia.
El mundo se paró en el minuto 24. En 131 años de fútbol reglamentado no se había presenciado en un partido profesional una acción como la de Romário en el primer gol. Han transcurrido 25 años y nadie ha replicado aquella genialidad en una cita de tanta envergadura. El brasileño recibió un balón de Guardiola de espaldas a la portería y arrastró el esférico con un giro de 180 grados –una maniobra inaudita que dejó completamente extraviado a su marcador– antes de avanzar y cruzar a gol con el exterior del pie ante la salida de Buyo. En argot futbolístico, Romário le rompió la cintura a Rafa Alkorta en una imagen para la eternidad. El central aparecerá siempre como víctima impotente de un señuelo magistral, como cuando Messi tumbó a Boateng (Bayern) con un amago. El gesto era desconocido en Europa, de manera que se adoptó la nomenclatura brasileña: cola de vaca. Se denomina así por la manera con que el ganado espanta los insectos con el rabo.
Otros han puesto en práctica sucedáneos incluso aceptables, pero 25 años después no existe cola de vaca más plástica y efectiva que la de Romário. Paradójicamente, el menudo delantero estaba en plena crisis realizadora y sometido a las críticas del entorno, que le reprochaba su indolencia. De manera que su presencia en el equipo fue, en cierta manera, una sorpresa de Cruyff. En la época se permitía la presencia de sólo tres extranjeros en el terreno de juego y el entrenador optó por sacrificar a Laudrup y alinear a Koeman, Stoichkov y Romário. El brasileño facturó tres goles y una asistencia con la que Iván Iglesias cerró la goleada en medio del delirio del Camp Nou. Un gol en la primera parte y otros cuatro en la segunda, empezando por el transformado por Koeman en un lanzamiento de falta inapelable. Guardiola impartió una clase magistral de dirección del juego frente a un Madrid estupefacto y desarbolado por la ambición blaugrana. Luis Enrique fue objeto de 7 de las 21 faltas cometidas por el Barça, una cifra indicativa de un elevado nivel de agresividad.
Tal era el estado de euforia general que Cruyff derogó transitoriamente una de sus mandamientos más sagrados. Los directivos pudieron acceder al vestuario para celebrar la histórica victoria junto a los jugadores, 20 años después del 0-5 en el Bernabeu con Cruyff como jugador. “Después de esto me dan ganas de no salir de casa”, juzgó Emilio Butragueño, emblema del club blanco. En cambio, el barcelonismo salió, a Canaletes, concediendo rango de título a la victoria. De hecho, el Barça se despegó en la clasificación y acabó adjudicándose el campeonato. Respecto a la situación de la clasificación y el goal average después del partido, Rexach argumentó con lógica de Perogrullo: “La ventaja del Barcelona sobre el Madrid es de cinco puntos, porque es casi imposible que nos metan seis en el Bernabeu”.
Si a finales del pasado octubre el 5-1 del Camp Nou desalojó a Julen Lopetegui
EXPECTATIVA
El Camp Nou se llenó por primera vez desde la ampliación del estadio en 1982
LA EXCEPCIÓN
Cruyff derogó una de sus principales normas y dejó celebrar a los directivos en el vestuario
EUFORIA BLANCA
Mendoza venía de celebrar la Supercopa al grito de “¡es polaco el que no bote!”
RÉPLICA AZULGRANA
Núñez: “Yo no voy a botar; bastante pena da el Madrid, quiero alegrarme por dentro”
del banquillo blanco, hace 25 años Benito Floro soportó el golpe inicialmente, pero estuvo un par de meses tambaleándose y una derrota en el campo del Lleida acabó condenándole a la destitución. Núñez se resarció de la ignominiosa escena de Mendoza en Barajas: “No creo que con el lumbago que tiene esté para dar saltitos”. “No, yo no voy a botar. Bastante pena da el Madrid, quiero ser respetuoso y alegrarme por dentro”.