La Vanguardia (1ª edición)

El Rey ve una justicia independie­nte como garantía de “paz y concordia”

Felipe VI pide a los jueces que actúen con neutralida­d en la resolución de conflictos

- JOSÉ MARÍA BRUNET TONI MUÑOZ

El rey Felipe VI presidió ayer la entrega de despachos a la última promoción de jueces, a los que pidió que actúen siempre “desde la independen­cia y la imparciali­dad”, sabiendo que una sociedad “plenamente democrátic­a como la española sólo puede desarrolla­rse en paz y concordia si cuenta con un poder del Estado independie­nte y neutral para impartir justicia”. El presidente del Tribunal Supremo (TS), Carlos Lesmes, también instó a los miembros de la judicatura a contribuir a “la paz social” al tiempo que a defender “el carácter irrenuncia­ble” del “imperio de la ley y el respeto a los derechos individual­es y colectivos”.

El acto tuvo lugar en la sede de la Real Academia Española (RAE), en Madrid, por decisión del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El motivo formal por el que la entrega de despachos se trajo a Madrid fue que la 68.ª promoción de nuevos miembros de la magistratu­ra salió de la Escuela Judicial en coincidenc­ia con el 40.º aniversari­o de la Constituci­ón y el 25.º aniversari­o de la ley que atribuyó al órgano de gobierno de los jueces las competenci­as en materia de selección y formación de los integrante­s de la carrera. Pero la decisión no fue ajena al deseo de evitar toda posible afectación del acto por el clima político que precede al inminente comienzo en el Supremo del juicio por el caso 1-O.

En el discurso del Rey, y en el que pronunció el presidente del TS, no hubo referencia­s directas a Catalunya ni al citado proceso judicial. Ambas intervenci­ones se movieron en el terreno de los principios generales que atañen a la función de juzgar y las responsabi­lidades que comporta. Pero nadie pasó por alto la alusión del Rey al valor de la independen­cia y la neutralida­d de los jueces precisamen­te como presupuest­o de “una sociedad moderna y avanzada” y para que se desarrolle “en paz y concordia”. De nuevo, por tanto, como ya hiciera en su reciente discurso navideño, el Monarca apeló a la “concordia” como pilar de la convivenci­a y ante quienes están llamados precisamen­te a la resolución de conflictos.

Todo ello, con plena conciencia de que “en el origen y en la esencia de vuestros pronunciam­ientos se sitúa la Constituci­ón”. El Monarca defendió la “plena legitimida­d” con que “cuenta nuestro Poder Juditituci­ón. cial”, e instó a los nuevos jueces a “mantenerla y reforzarla”. Con ese fin, añadió Felipe VI, los jueces deben aplicar “la ley al caso concreto desde el más estricto rigor técnico, pero también desde la equidad y valorando, de manera concienzud­a, las circunstan­cias específica­s de cada asunto sobre el que tengáis que decidir”.

En definitiva, el discurso fue una reivindica­ción de la independen­cia e imparciali­dad de los jueces, ejercidas con equidad y de acuerdo con los principios y el texto de la Cons- Una Carta Magna que –añadió el Rey– supone un “pacto de convivenci­a intergener­acional” que “encarna la máxima calidad democrátic­a de una sociedad democrátic­a y ampara, a la vez que limita, el ejercicio del poder político”. Ese pacto creó un “entramado institucio­nal” fruto “del consenso y de la voluntad de acuerdo”, y que dejó en manos de “un poder del Estado independie­nte y plenamente separado de los demás poderes” la función de “juzgar y hacer ejecutar lo juzgado”. Consecuenc­ia de todo ello es que “el respeto las resolucion­es dictadas por los órganos judiciales” resulta una de las “condicione­s indispensa­bles en cualquier democracia que se precie de serlo”.

Las razones esgrimidas por el CGPJ para trasladar el acto de Barcelona a Madrid no convencier­on a los jueces catalanes, que ven como el principal acto de reivindica­ción judicial que se celebraba en Catalunya se ha marchado sin que su vuelta se dé por garantizad­a. El grado de desazón es tal que incluso la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, máxima institució­n judicial catalana, lamentó la decisión en un comunicado en que aseguraba que “no puede hacer otra cosa que, en nombre de los jueces y magistrado­s”, “transmitir al CGPJ nuestra profunda decepción por esa decisión”.

El texto exhortaba al gobierno de los jueces a recapacita­r de cara a la próxima edición. “Confiamos en que sea una decisión transitori­a” y que en el futuro “se den las condicione­s para que el tradiciona­l acto (...) se pueda volver a celebrar en esta ciudad”. El impulsor del comunicado fue el magistrado Luis Rodríguez Vega, que considera que “este era el único acto de reivindica­ción de nuestra independen­cia que se hacía en Catalunya, es un acto importante en unos momentos de permanente cuestionam­iento por una parte de la sociedad catalana”.

Desde la asociación Jutges per la Democràcia, su portavoz, Montserrat Comas, aseguró que el traslado a Madrid es un “error” porque “no hay ninguna razón que lo justifique”. El portavoz de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria en Catalunya, Jesús Gómez, fue más allá y subrayó la sospecha de que el verdadero motivo del traslado del acto era evitar disturbios y problemas de “orden público”. Y se mostró preocupado con el hecho de que esta situación haya derivado en que “no tengamos un poder del Estado en Catalunya”.

El Monarca insta a los nuevos miembros de la judicatura a aplicar la ley con “rigor técnico”

Los jueces catalanes creen injustific­ado el traslado a Madrid de la entrega de despachos

Lesmes reivindica “el carácter irrenuncia­ble” del “imperio de la ley”

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CHEMA MOYA / EFE El rey Felipe y el presidente del Supremo y el Poder Judicial, Carlos Lesmes, ayer con los nuevos jueces
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