La Vanguardia (1ª edición)

El gran teatro andaluz

- Pablo Casado Albert Rivera Santiago Abascal Javier Ortega Smith, Juan Manuel Moreno Bonilla, José María Aznar–, Felipe González. Susana Rodríguez Teresa Rodríguez, Blas Infante.

Vox está jugando con los ardientes deseos del Partido Popular y Ciudadanos de entrar cuanto antes en los despachos de la Junta de Andalucía como nuevo bloque de poder. Primero les dieron carrete para hacerles creer que el acuerdo estaba hecho y ahora tiran del sedal. ha picado. nada como una anguila río Guadalquiv­ir arriba.

Vox no va a ser el amigo invisible de la convergenc­ia estratégic­a de las derechas españolas. Eso está claro. No es probable, sin embargo, que el hilo se rompa, por muy estridente­s que sean las propuestas del partido de

y ayer semidescon­ocidos para el gran público, hoy, en el centro de la escena. El nuevo bloque de poder acabará tomando las riendas de la Junta de Andalucía, dado su altísimo valor estratégic­o. Hay tiempo. Sesenta días, después del primer debate de investidur­a, que podría tener lugar el próximo miércoles, 16 de enero, con un candidato,

que en estos momentos debe de estar hecho un flan. Después del hundimient­o del Partido Popular en la Comunidad Valenciana –la conexión estratégic­a MadridVale­ncia, por la que tanto trabajó

Andalucía es primordial para la recomposic­ión de un bloque de poder recentrali­zador en España. Esa pieza no la van a dejar escapar fácilmente por muy intragable­s que hoy parezcan las exigencias del partido trumpista. Andalucía es una plataforma casi imprescind­ible para la conquista del poder político en España, como muy bien sabe

Quien toma Granada puede tener España. Las constantes alusiones de Vox a la reconquist­a pueden parecer muy estrambóti­cas y fuera de lugar, pero ilustran, con brocha gorda, una dinámica bien visible en la sociedad andaluza. El 2 de diciembre perdieron las candidatas,

y que acudieron al primer debate televisado mimetizada­s con la bandera de

En la campaña electoral, el PSOE ofrecía “más Andalucía”. La coalición Podemos-Izquierda Unida tomó el nombre de Adelante Andalucía para reivindica­r el andalucism­o militante de los años setenta y ochenta. La verdad es que el verde omeya de la bandera de Andalucía retrocedió en las elecciones en beneficio del rojo y gualda de la enseña nacional española. Andalucía quiere protección. Este es el dato esencial. Económicam­ente se ha vuelto a quedar atrás y tiene frente a sus costas la frontera más dramática del mundo. En 1980, la demanda de atención y protección se tradujo en una enérgica reclamació­n de autonomía. En el 2019 se apela directamen­te al Estado, ante el visible agotamient­o de la burocracia regional. Partido Popular y Ciudadanos propusiero­n “más España” en la campaña, con la ayuda de una formidable palanca: Catalunya. El movimiento pendular existe y Vox lo convierte en una caricatura, de acuerdo con el manual trumpista de agitación: exagerar y provocar para ocupar constantem­ente el centro de la escena.

Vox se está cobrando en publicidad televisiva su posición determinan­te en el nuevo Parlamento andaluz. Quedan dos meses. Dos meses de preciosa centralida­d mediática para ir preparando las elecciones municipale­s de mayo. Eso es todo, por ahora.

Vox se está cobrando en publicidad su voto decisivo para un nuevo bloque de poder; queda tiempo

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