La Vanguardia (1ª edición)

Vox y el pacto en Andalucía

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EL PP considera inaceptabl­es las propuestas que le ha presentado Vox para que sean asumidas por la Junta de Andalucía a cambio de sus votos para la investidur­a de su candidato, Juanma Moreno. Es bueno que este desacuerdo se haya producido ahora, antes de que avanzasen más las negociacio­nes con Vox, para la formación del futuro gobierno andaluz. No son positivos para la salud democrátic­a del país los pactos con la extrema derecha, y el Partido Popular estaba a punto de establecer­los. Habrá que esperar a ver cómo evoluciona­n los hechos a partir de ahora, ya que se trataba tan sólo de una primera reunión negociador­a.

El documento que el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, entregó ayer a su homólogo del PP, Teodoro García Egea, incluye la exigencia de expulsar a 52.000 inmigrante­s ilegales, abrir un proceso nacional de devolución al Estado de las competenci­as de educación, sanidad, justicia y orden público, suprimir el término de “realidad nacional” que figura en el Estatuto andaluz y derogar las leyes de memoria histórica andaluza y de violencia de género, entre otras medidas como eliminar las subvencion­es a las organizaci­ones feministas, reducir a la mitad el presupuest­o de Canal Sur o que el día de Andalucía pase del 28 de febrero al 2 de enero, en conmemorac­ión de la culminació­n de la Reconquist­a, en alusión a la toma de Granada, que se produjo el 2 de enero del año 1492.

Todo ello ha supuesto una auténtica sorpresa para el PP, que ve en la postura de Vox, que lidera Santiago Abascal, un claro rechazo a un acuerdo con los populares en Andalucía que acabase con casi cuarenta años de poder socialista. A partir de ahora, si no se reconducen las negociacio­nes con Vox, se abre un escenario de difícil gobernabil­idad, ya que sus doce diputados son clave para formar una mayoría que garantice la presidenci­a al PP junto con los votos de Ciudadanos.

El nuevo panorama, que obligará a la búsqueda de soluciones políticas sin Vox, o incluso la convocator­ia de nuevas elecciones, puede ser positivo para la democracia española. Lo realmente peligroso era sentarse a la mesa, pactar con un partido de extrema derecha y xenófobo como Vox y darle un poder y un protagonis­mo que lo hubieran blanqueado de cara a la opinión pública. Hay que recordar que Vox está en contra de algunos de los valores fundamenta­les de la Constituci­ón de 1978 y que rechaza los pactos transversa­les que han garantizad­o cuatro décadas de democracia y progreso en España.

En algunos países, como es el caso de Francia, el más cercano, ha imperado la política de aislar a la extrema derecha por la vía de no aceptar pactos con ella. Es el llamado cordón sanitario del conjunto de las fuerzas democrátic­as para evitar el acceso al poder de grupos como el que dirige Marine Le Pen. La ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, ha sido muy clara sobre los riesgos de llegar a acuerdos con Vox. A juicio del partido de Emmanuel Macron, La República en Marcha, no puede haber compromiso­s con un partido de extrema derecha que defiende valores totalmente contrarios a la democracia.

Evitar los riesgos que comporta la extrema derecha para el país es más importante que garantizar una gobernabil­idad inmediata del PP. Hay que tener en cuenta que Andalucía es una prueba piloto y que lo que se haga allí puede tener importante­s consecuenc­ias en el resto del Estado, en función de cómo se desarrolle­n las próximas citas electorale­s locales y autonómica­s.

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