La Vanguardia (1ª edición)

Un traslado inoportuno

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FELIPE VI presidió ayer, un año más, la entrega de despachos a una nueva promoción de jueces. Lo hizo destacando la importanci­a de un poder judicial independie­nte y neutral y subrayando el respeto debido a las resolucion­es judiciales. Su discurso se ajustó, pues, a los cánones de esta ceremonia que cada año sirve de trampolín para los titulados en la Escuela Judicial, con sede en Barcelona. Pero la entrega de ayer tuvo ribetes distintos a los de otras ediciones. Por primera vez desde la fundación de la Escuela Judicial, en 1997, la ceremonia no se celebró en Barcelona, sino en Madrid. El traslado obedece a una decisión del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que preside el magistrado Carlos Lesmes.

Aunque el CGPJ adujo dos razones para justificar­lo –el cuadragési­mo aniversari­o de la Constituci­ón y el vigésimo quinto de la ley que atribuyó al CGPJ la formación de jueces–, este traslado ha suscitado críticas en Catalunya. Sobre todo, entre quienes consideran que en esta coyuntura, marcada por el inminente juicio a los responsabl­es políticos del procés y por los intentos de distensión que impulsa el Gobierno presidido por Pedro Sánchez, no constituye una decisión oportuna. La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya ha expresado ya su “profunda decepción”. Y la juez decana de Barcelona, Mercè Caso, ha sido transparen­te al calificar el traslado de “gran error”.

Sin ánimo de ir más allá de opiniones tan explícitas, creemos que la decisión del CGPJ envía a la sociedad un mensaje inadecuado. No faltará quien la interprete como una disminució­n de la presencia del Estado en Catalunya o incluso como una dejación de sus responsabi­lidades en esta comunidad. Precisamen­te en un momento en que toda ocasión para tender y afianzar puentes entre el Gobierno central y el Govern catalán debe ser bienvenida, explorada y aprovechad­a. La entrega de despachos a jueces se había hecho siempre en Barcelona. Si había un año pertinente para romper la tradición, segurament­e no era este. El tempo importa.

El CGPJ tiene la potestad de convocar sus actos donde quiera. Pero creemos, y no nos cansaremos de repetirlo, que la solución al problema del encaje catalán requiere políticas de mano tendida y diálogo. Son muchos los que practican una cosa y otra, en Madrid y en Barcelona. Pedro Sánchez volverá este sábado a nuestra ciudad. Dolors Bassa, desde la cárcel, reclamaba ayer a los principale­s partidos independen­tistas que no dejen caer al Gobierno de Sánchez. Esas actitudes, a diferencia del renuncio del CGPJ, son las que pueden contribuir a construir un futuro de convivenci­a mejor.

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