El incendio de la Torre del Fang pone fin a su ocupación
El Ayuntamiento aprovecha el suceso para tapiar el edificio municipal, sobre el que pesaba una orden judicial de desalojo
La Torre del Fang, datada en el siglo XIV pero cuyo origen se podría remontar al XII, es un vertedero que, desde hace tres años, ha servido también de techo a familias con menores y, últimamente, a jóvenes migrantes. Un edificio de propiedad municipal sobre el que pendía una orden judicial de desalojo que, sin que estuviera previsto, se ejecutó ayer, después de que la histórica masía del Clot sufriera un incendio, aparentemente como consecuencia de su actual abandono. Una vez sofocadas las llamas se procedió al tapiado de la finca, cuyo mal estado llevan años denunciando unos vecinos que, por otro lado, ya la han salvado en dos ocasiones anteriores.
Fue el propio Ayuntamiento de Barcelona el que anunció “la recuperación del edificio” después de un incendio que comenzó en la planta baja del inmueble poco antes de las nueve de la mañana y que, sobre todo, quemó basura, pero que también provocó diez heridos por inhalación de humo. Siete de ellos fueron trasladados a hospitales. Los bomberos tuvieron que rescatar a tres de los ocupantes del terrado, donde habían subido para refugiarse, y a una persona del interior del inmueble. Otros diez salieron por su propio pie. “No hay afectaciones graves en la estructura del edificio”, anunció la teniente de alcalde Derechos Sociales, Laia Ortiz, que aseguró que estaba previsto desalojar la finca la semana que viene.
Según fuentes municipales, personal del Centre de Urgències i Emergències Socials de Barcelona (Cuesb), a raíz del suceso, atendió a doce personas, si bien estas mismas fuentes precisaron que ya se estaba haciendo un “seguimiento activo” de los ocupantes ilegales de los que se tiene constancia desde la primavera del 2018. Entonces ya se les pidió que se marcharan pero ante su negativa constante, en octubre se optó por la vía judicial mientras se actuaba también a través de los servicios sociales.
A pesar de que ayer había dentro del edificio 14 personas, los vecinos hablan de al menos 24 jóvenes, de entre 18 y 25 años, en su mayoría magrebíes y rumanos, viviendo allí ultimamente. También hablan de diferentes episodios de ocupación desde hace tres años, de un ir y venir constante de personas. Y, en un inicio, de familias con menores.
De hecho, la problemática del inmueble y las quejas vecinales habían generado iniciativas de la oposición tanto en el Ayuntamiento, como en el distrito. “Instamos a que se acelere todo el proceso. A que se le dote de un uso”, manifestó ayer el concejal del PDECat Raimond Blasi, que apuntó que el incendio era “previsible” debido al estado del inmueble y después de haberse permitido su ocupación.
“ERC reivindicó desde el principio de mandato el mantenimiento y ni entró en el Plan de Actuación Municipal ni en el Plan de Inversión Municipal. No ha sido una prioridad para el gobierno (de la alcaldesa Ada Colau)”, lamentó el consejero de distrito republicano Carlos Escudero, que relató el goteo de ocupaciones y cómo el edificio, calificado bien cultural de interés local, se ha ido llenando de basura ante la indignación de los vecinos.
La Torre del Fang, en el siglo XIV, fue propiedad del mercader y banquero Galzeran de Gualbes, miembro del Consell de Cent. En 1984 fue adquirida por el Ayuntamiento debido a la presión vecinal, cuando su noble pasado se había diluido con la aparición del barrio chabolista de La Perona. La Torre del Fang tuvo uso municipal hasta finales del año 2000 cuando las obras del AVE estuvieron a punto de condenarla a la desaparición. Los vecinos protestaron de nuevo y en el 2008 el Ayuntamiento se comprometió a protegerla. Adif llegó a invertir cinco millones de euros para preservar la masía, que fue integrada en el proyecto del eje verde de la Sagrera del 2011.
Ante la presión vecinal y de la oposición, en noviembre se creó una comisión en el distrito integrado por entidades, partidos y vecinos para definir el futuro uso de la finca. Hay bastante consenso para que sea un espacio dedicado a la memoria de toda esta área. La masía está además en la frontera entre Sant Martí y Sant Andreu.
“Colau, como siempre, actúa tarde y mal. Ha consentido la ocupación de una propiedad municipal, un edificio pendiente de una rehabilitación que no ha llegado por los recortes en inversiones”, apuntó la socialista Carmen Andrés. “Colau se niega a desocupar edificios provocando situaciones límites”, manifestó la líder de Ciudadanos, Carina Mejías. “Colau ha consentido la ocupación y permitido su deterioro”, denunció el líder del PP, Alberto Fernández.
La presión vecinal ha salvado ya en dos ocasiones esta finca de origen medieval, que además está protegida