Siesta a la japonesa
Las empresas niponas habilitan espacios para que sus trabajadores puedan descansar un rato y mejorar así su productividad
Dormir poco es malo para la salud y para la economía. Japón es el país del mundo en el que los trabajadores menos descansan por la noche, y los cálculos dicen que esto cuesta 138.000 millones de dólares anuales a la economía japonesa. Un empleado nipón duerme de media seis horas y treinta cinco minutos cada noche, unos cuarenta y cinco minutos menos que la media internacional, y una hora y diez minutos menos que las mujeres finlandesas, las trabajadoras más dormilonas del mundo. Y es que en una encuesta llevada a cabo por un fabricante de productos de salud, el 92,6% de los japoneses mayores de 20 años reconoció que no dormía lo suficiente.
Este es el motivo por el cual cada vez más empresas japonesas permiten a sus trabajadores echarse, no una cabezadita delante de su escritorio, sino una auténtica siesta, según avanzaba ayer The Guardian. No como las “de pijama y orinal” de las que presumía Camilo José Cela, pero sí en unas salas insonorizadas, con poca luz, sofás cómodos, donde se esparcen aromas relajantes y en las que está prohibido entrar con el portátil, la tableta o el teléfono móvil.
Incluso el Gobierno nipón ha reconocido los beneficios personales y profesionales de una fuerza de trabajo bien descansada, con el Ministerio de Salud a la cabeza, y que recomienda que todas las personas en edad de trabajar hagan una siesta de hasta 30 minutos a primera hora de la tarde.
De fondo, lo que en Japón se conoce como karoshi –muerte por trabajar en exceso– que se ha cobrado la vida de varios trabajadores en los últimos años, y los largos trayectos que la mayoría de los japoneses tiene que hacer para llegar y regresar de sus puestos de trabajo.
Hasta la fecha, los empresarios sancionaban a aquellos que osaban sestear con todas las de la ley. Sí se toleraban los inemuri o “dormir mientras se está presente”, que se entendía más como una demostración del compromiso de los empleados que como un signo de pereza, aunque los durmientes generalmente debían permanecer sentados y evitar que pareciese que estaban muy cómodos.
Las empresas tecnológicas han sido las primeras en abordar el déficit de sueño de sus empleados para evitar que estén irritables y favorecer que sean más productivos. Entre ellas, Nextbeat, que el año pasado fue la primera que instaló dos de estas habitaciones, una para hombres y otra para mujeres. “La siesta puede hacer tanto para mejorar la eficiencia de alguien como una dieta equilibrada y el ejercicio”, dijo Emiko Sumikawa, miembro de la junta de Nextbeat, a la agencia de noticias Kyodo. Del mismo modo, Nextbeat también pide a sus empleados que salgan del trabajo a las 9 de la noche como muy tarde, y que no hagan excesivas horas extraordinarias.
Otras empresas llegan a ofrecer incentivos económicos a sus trabajadores para que no trabajen en exceso y se acuesten a una hora razonable. Como Crazy, una empresa dedicada a la planificación de bodas, que premia a los empleados que duermen como mínimo seis horas por noche con puntos que luego se pueden cambiar por comida en la cafetería de la compañía. Esta empresa usa una aplicación para controlar el sueño de sus trabajadores, que pueden llegar a acumular, anualmente, puntos por valor de hasta 64.000 yenes (514 euros).