Libros y aceite
EJOSEP MARÍA FARRÉ JOSA (1958-2019) Librero anticuario
l mundo del libro está de duelo por la desaparición de Josep M.ª Farré, librero anticuario, víctima de un cáncer de pulmón, soportado con entereza y sin dejar de trabajar hasta el último momento. Era un hombre de trato cordial, un fino observador y un punto escéptico, quizás por el ADN campesino –de Les Borges Blanques– aliado de su talante. Tenía algo de librero francés, aquel que había saltado de la provincia en una cajita del Sena para acabar regentando una librería a la rive gauche. Licenciado en Filología Catalana, especialidad de literatura, abrió un modesto punto de venta en el Guinardó, se puso a hacer cuidadosos catálogos e ir a ferias. Bibliófilos, lectores en general, pronto descubrieron a Josep M.ª Farré, mientras su popularidad aumentó al adquirir la emblemática librería El Sol i La Lluna, de la calle de la Canuda, que supo relanzar sin merma del clima de confidencia que sólo los libros pueden crear. A un paso del callejón del Bot, Farré emergía como un dios Neptuno justo en medio de su almacén a rebosar de volúmenes y discretos colaboradores aplicados al ordenador o a pie de estanterías. Y sin que se alterara el orden, se podía recibir el presente de un litro de aceite de arbequina de su provisión escondida bajo el mostrador, como quien dice. Bibliotecas públicas, instituciones, colegios profesionales, de Catalunya y de fuera del país, también eran
clientes y al mismo tiempo beneficiarios de su competente consejo bibliográfico.
Farré pertenecía a una exitosa hornada de jóvenes e inquietos libreros que tuvieron en el maestro Josep Porter un referente, siendo los antecedentes de este los libreros-impresores del XIX, que levantaron la producción y el comercio del libro consiguiendo su dignificación. Porter proveyó a ilustrados bibliófilos y fomentó a nuevos, fructífera complicidad explicitada en el año 1944 al ser uno de los fundadores de la activa Asociación de Bibliófilos de Barcelona, que sigue celebrando efemérides de longevidad. Cabe decir que Josep M.ª Farré era un querido miembro de esta institución entre sus colegas Anna Balagué, Albert Obradors y el encuadernador Josep Cambras (de oficio artístico en connivencia con la bibliofilia), igualmente seguidores de la huella de Porter. Entre los innumerables amigos de Josep Maria pervivirá el recuerdo de su amor a la profesión y una natural manera de hacer. Por su ejemplo y generoso didactismo también se le recordará como un forjador de nuevas vocaciones de librero. Hay que esperar continuidad en los hijos, lo contrario no sería bueno para Barcelona. Las ciudades con muchas librerías son ciudades fuertes y prestigiosas. Por sí mismo, el libro es siempre y primordialmente portador de un mensaje del espíritu humano.