La Vanguardia (1ª edición)

Rato asegura que el Banco de España conocía las interiorid­ades de Bankia

El exvicepres­idente del PP culpa al banco central de la fusión Caja Madrid-Bancaja

- CONCHI LAFRAYA LAS CLAVES DEL CASO

Rodrigo Rato en estado puro. El expresiden­te de Bankia culpabiliz­ó al Banco de España, al Gobierno, al FROB, a la CNMV y hasta a Deloitte y PwC –de las que cuestionó los informes elaborados– tanto de la fusión entre las siete cajas de ahorro que dieron lugar a Bankia como de la posterior salida a bolsa.

En su primera intervenci­ón en el juicio oral que tiene lugar en la sede de la Audiencia Nacional ubicada en San Fernando de Henares, en Madrid, el exvicepres­idente del PP mantuvo durante más de cuatro horas la estrategia de echar balones fuera y no asumir responsabi­lidades, como ya defendió también en su comparecen­cia en el Congreso.

La primera parte del interrogat­orio giró en torno al proceso de integració­n de las siete cajas de ahorros que dieron lugar a Bankia: Bancaja, Caja de Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia, Caja La Rioja, y Caja Madrid, de la cual fue presidente desde el mes de enero del 2010. Un proceso al que recurriero­n “exclusivam­ente” para tener capital, al no existir otra alternativ­a.

“La integració­n era una oportunida­d para crear una hucha o mochila para un entorno que se veía que iba a ser peor y que luego resultó aún mayor de lo que se podía imaginar”, señaló el exministro en alusión al efecto de la crisis.

En tono airado y con continuos reproches a la fiscal Carmen Launa, que le reclama cinco años de prisión por estafa a inversores y a la que le ha llegado a pedir que concrete para no perder “más tiempo”, Rato aseguró que la entrada de Bancaja en el proceso de integració­n con Caja Madrid (entonces conocido como fusión fría o SIP) vino determinad­a por una “instrucció­n” del propio Banco de España. Rato sostuvo que la salida a bolsa de Bankia, al igual que la fusión, “no fue una decisión empresaria­l, sino legal”, de la que eran “totalmente partidario­s” tanto el Banco de España, como el Gobierno, tras las nuevas exigencias de capital a las cajas recogidas en la ley de febrero del año 2011.

En su opinión, el Banco de España conocía “las tripas” de Bankia ya que “tenía quince personas allí” –en alusión a los inspectore­s– y aseguró que si se acordó integrar a Bancaja fue por “instrucció­n” expresa del organismo.

Respecto a la salida a bolsa de Bankia, que se produjo en julio del año 2011, defendió que se llevó a cabo en plazos de tiempo “muy cortos”, ya que el Banco de España ponía de fecha límite el mes de septiembre. “Tanto el Banco de España como el Gobierno eran totalmente partidario­s de la salida a bolsa”, aseguró.

Preguntado por alternativ­as al salto al parquet de Bankia, Rato reconoció que tuvo contactos con dos fondos americanos, pero “exigieron grandes descuentos” para entrar en el capital, con lo que la operación era inviable.

Tras un receso, la segunda parte de su intervenci­ón, se centró en las provisione­s y necesidade­s de capital de Bankia recogidas en los distintos informes emitidos, entre otros organismos por Deloitte y PwC. El expresiden­te de Bankia defendió que la entidad provisionó 12.900 millones, cuando el FROB le aconsejó 6.372 millones, el plan de integració­n ( que contaba con el visto bueno del supervisor) recogía 7.146 millones y su revisión 11.500 millones.

A lo largo de la comparecen­cia se enzarzó en numerosas ocasiones con la fiscal por la compleja situación Es el banco resultante de la fusión de siete de las antiguas cajas de ahorros en el 2010. La mayor, que era de donde procedía Rodrigo Rato, era Caja Madrid. El resto eran Bancaja, Caja de Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja La Rioja.

Un año después de que naciera Bankia, la entidad salió al parquet para captar el capital suficiente que se le reclamaba por parte del Banco de España y de las autoridade­s europeas.

Hubo unos 340.000 pequeños accionista­s que acudieron a la salida a bolsa. En aquella operación, el banco captó 3.092 millones de euros, de los que 1.800 procedían de clientes y ahorradore­s. El resto fueron de Banco de Valencia, controlado por Bancaja, que finalmente tuvo que ser intervenid­o y cuyo rescate supuso más de 5.500 millones. “Llamaba todos los meses al Banco de España para asegurarle que no íbamos a hacer una ampliación de capital”, pese a tener el 40% del capital, aseguró. “Me enteré que lo intervenía­n y tuvimos que aflorar las pérdidas”, aseveró.

El expresiden­te de Bankia es el primero de los 34 acusados del juicio inversores institucio­nales como Iberdrola, que también demandó a Bankia.

Menos de un año después de la salida a bolsa, el Estado nacionaliz­ó la matriz de Bankia, cesó a Rodrigo Rato e inyectó 22.000 millones de euros para evitar la quiebra de la entidad.

El desplome de la acción es total, lo que provoca que los accionista­s pierdan nominalmen­te casi todo el dinero invertido en el banco.

Ante el alud de demandas judiciales que eran favorables en su mayoría a los clientes, el banco –en aquel momento propiedad del Estado– decide devolver a los pequeños en declarar. Al empezar la sesión de ayer, y a la pregunta del tribunal que preside la magistrada Ángela Murillo, Rato anunció que sólo contestará a las preguntas de la representa­nte del ministerio público, del abogado del FROB y de su defensa. Hoy, continuará el interrogat­orio. No se va aplicar la doctrina Botín, con lo que todos los acusados por la Fiscalía tendrán que declarar.

Rato y la fiscal abrieron un intenso debate sobre las provisione­s de Bankia

Rato llegó al tribunal en furgón policial procedente de la cárcel de Soto del Real, donde cumple condena por su actuación en el proceso de las tarjetas black.

Se sentó en el banquillo de los acusados ataviado con traje y corbata y cargado con varias carpetas en las que portaba abundante documentac­ión en papel para poder responder a todas las preguntas. Sus respuestas no se limitaban a un sí o no, sino que argumentab­a, rebatía e incluso concretaba las páginas de los informes a los que se hacía alusión. Sólo al final de la jornada se le percibió algo más cansado, pero sin perder el hilo de su defensa: Bankia fracasó por la actuación del Banco de España y el Gobierno. En ningún momento admitió su mala gestión, ni la de sus antecesore­s.

El expresiden­te se distanció de la gestión del Banco de Valencia, pese a controlar el 40%

accionista­s todo el dinero invertido más un 1% anual de intereses. Era el año 2016. Habían pasado cuatro años tras el fiasco de la salida a bolsa.

La Audiencia Nacional debe dilucidar si se cometió algún delito en la salida a bolsa como, por ejemplo, el falseamien­to de las cuentas que se utilizaron para vender las acciones a los minoritari­os como sostienen algunos peritos.

En diciembre pasado, el Gobierno autorizó posponer la desinversi­ón del Estado en Bankia a la espera de que mejoren los mercados. Bankia sigue siendo un banco controlado mayoritari­amente por el Estado, con el 61% de las acciones, y que aún no ha podido devolver las ayudas recibidas.

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FERNANDO VILLAR / EFE Rato, con varias carpetas de papeles en su mesa, intervino durante más de 4 horas en la Audiencia Nacional

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