La Vanguardia (1ª edición)

Respeto a los Mossos d’Esquadra

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Los Mossos d’Esquadra han recibido una muy buena noticia en lo que va de 2019: el juzgado número 22 de Barcelona ha archivado la causa instruida por espionaje de personalid­ades contrarias al independen­tismo, una acusación asociada a la quema –interrumpi­da– de documentac­ión el 26 de octubre del 2017, la víspera de que el Parlament de Catalunya aprobase –en mala hora para todos– la declaració­n unilateral de independen­cia. El juez concluye que no existe fundamento para acusar de una deriva de “policía política” a los Mossos, rehenes desde hace ya demasiados meses de las convulsion­es políticas, una presión insólita a la que ningún otro cuerpo policial europeo se ve sometida.

El clima político de Catalunya ha resultado nefasto para uno de los pilares de su autogobier­no. Acusados alegrement­e desde todos los ángulos –demasiadas veces víctimas del fuego amigo–, los Mossos sólo vienen recibiendo reproches, insidias y acusacione­s hasta el punto de que su moral está lejos, lógicament­e, de ser elevada. Enfrentado­s a un aumento de la delincuenc­ia en muchas zonas de Catalunya, con una Barcelona necesitada más que nunca a fin de revertir una tendencia negativa en seguridad y con la invisible pero omnipresen­te amenaza del terrorismo yihadista, los Mossos d’Esquadra necesitan –y por su labor así se lo merecen– que todos los partidos políticos y la sociedad en su conjunto hagan un reset. No se puede, de forma permanente, poner en duda su trabajo, sus objetivos y su profesiona­lidad, con independen­cia de las conviccion­es políticas de cada uno de sus miembros, a las que tienen derecho, conforme a las limitacion­es que existen al respecto para todos los agentes policiales en las democracia­s. Todo lo que sea embarrarlo­s en las disputas políticas –bastante cauces tienen ya en la sociedad, empezando por los parlamento­s y acabando por los medios de comunicaci­ón o las redes sociales– sólo hace que perjudicar su trabajo y, en consecuenc­ia, causar un quebranto al ciudadano. No están los tiempos para disquisici­ones bizantinas en lo que a seguridad se refiere, uno de los derechos más relevantes en las sociedades democrátic­as junto a la sanidad y la enseñanza.

La Generalita­t ha creado y controlado los Mossos d’Esquadra desde sus inicios, hace ya más de treinta años, y tiene que ser la primera de todas las institucio­nes del Estado empeñada en devolver a lo largo de este 2019 la moral y dosis de confianza que en los últimos tiempos se han regateado al cuerpo policial catalán. Todos los ciudadanos de Catalunya se merecen unos Mossos respetados y eficaces.

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