Vientres en horas bajas
Trabas en Kíev para traer a España a hijos nacidos con gestación subrogada
De cuarenta mil euros hasta los ciento treinta y un mil. Es la horquilla de la carta de precios en las agencias que ofertan maternidades subrogadas. El coste de tener un hijo gestado en un vientre prestado dependerá del país elegido para llevar a cabo ese proceso (en España está prohibido) y del tipo de servicio contratado. Hay ofertas básicas y paquetes prémium.
En Estados Unidos, una maternidad subrogada cuesta el triple de lo que se paga, por ejemplo, en Ucrania. Y el precio se incrementa o disminuye en función de los servicios añadidos a la demanda. Pagan más aquellas parejas que eligen a la mujer gestante o apuntan el sexo preferido del bebé. Y el paquete también sale más o menos caro si se opta por una clínica privada, si se requiere la ayuda de una niñera, se eligen ofertas que incluyen los gastos de transporte, apartamento u hoteles o de si se contratan seguros que cubran gastos médicos ante posibles complicaciones en el parto.
Ana y Fernando, vecinos de Palencia, acaban de ser padres con una de esas ofertas de la parte baja de la horquilla. El pasado 18 de diciembre nació en Kíev su hija Alba mediante un proceso de maternidad subrogada por el que han pagado alrededor de 40.000 euros.
Ucrania ha ganado muchos puntos el último año como destino preferido por matrimonios españoles que recurren a este proceso para ser padres. ¿Las claves de ese éxito? El precio –mucho más competitivo que el de otros destinos como EE.UU. (que sigue siendo el más demandado), Canadá o Georgia– y un servicio y prestaciones que se han ganado una fama de seriedad y calidad.
Pero lo que apuntaba como un paraíso para esas parejas que buscan un vientre prestado tiene muchos números de convertirse en un infierno. Ana y Fernando han quedado atrapados en Kíev al demorarse en el Registro Civil Consular de la Embajada de España en Ucrania los trámites burocráticos necesarios para poder volver a casa con su hija Alba. La misma situación la viven otro medio centenar de matrimonios españoles “con hijos nacidos entre finales de noviembre y diciembre tras un proceso de maternidad subrogada y que aún no han podido volver a casa porque esos niños carecen de pasaporte”, revela Ana.
Esos matrimonios han protagonizado los últimos días actos de protesta ante esa oficina consular de la Embajada de España en Kíev al sospechar, continúa narrando Ana, que esa demora en la obtención del pasaporte necesario para embarcar a sus hijos en aviones con destino a sus domicilios “responde a una estudiada estrategia del Gobierno de España para acabar con estos viajes”.
Tiempo atrás esa burocracia se resolvía con mucha más celeridad. Pero todo ha cambiado desde el pasado verano y especialmente desde hace dos meses. Esos recién estrenados padres encuentran hoy más trabas de las esperadas cuando les entregan a sus hijos y deben de tramitar los papeles para inscribirlos como propios. Ana y el resto de familias atrapadas ahora por esta situación sospechan, asimismo, que la nueva realidad vivida en Ucrania “buscaría también sembrar el desánimo entre aquellas parejas que estén pensando en estos momentos iniciar uno de esos procesos en Kíev”.
A estas familias no se les escapa que esta nueva realidad que les ha tocado vivir coincide con mensajes muy claros lanzados por el actual Gobierno del PSOE, contrario a la gestación subrogada por entender que detrás del legítimo deseo de ser padre o madre se esconde un negocio que vulnera derechos básicos de mujeres cuando estas aceptan alquilar sus vientres (este es un término que no gusta a las agencias que actúan como intermediarias) por pura necesidad para superar situaciones de pobre-
Ucrania es el país de moda para ese proceso con unos precios muy competitivos
Fernando y Ana, a la espera de los papeles para volver a casa con su hija nacida hace un mes