El Barça gana por un chiste
La Santboiana coprotagoniza un choque que revela la épica del deporte del balón oval
El titular tiene una explicación, naturalmente. Ricardo Martinena, el Maño, entrenador de la Santboiana, sometió a su plantilla a sesiones de autocrítica para exprimir aún más su capacidad de sacrificio. Un chiste grabado a fuego en su corazón (y en su WhatsApp) refleja qué quería.
En el dibujo aparecen tres atletas en un podio con los tres cajones habituales y otros subterráneos, que no se ven: el cajón de las madrugadas, del sacrificio, la perseverancia, estrategia, coraje, motivación... El Maño –y es muy difícil decirle que no a alguien con una espalda XXXL– quería que sus hombres lo dieran todo.
El deporte es aptitud y actitud. La actitud, sostenía el Maño, falló en el último desplazamiento, cuando el club perdió en Valladolid contra el SilverStorm. Fue una debacle: 55-7. Algo así no se podía repetir, y mucho menos jugando en casa contra el Barcelona. A pesar de la nueva derrota de ayer, el entrenador puede estar satisfecho. Incluso el más crítico de los seguidores de la Santboiana, el decano del rugby, reconoció que los dos equipos demostraron la épica de este deporte. Pero sólo puede ganar uno. Y ganó el Barcelona (19-22), que vivió la misma historia que en el derbi de ida, pero esta vez con final distinto.
En La Foixarda, la Santboiana venció en el último suspiro (2627). Ayer, con el 19-19 en el marcador y el tiempo concluido, la suerte podría haberse decantado de un lado u otro. El árbitro dejó que la jugada en marcha concluyera. Los dos contendientes hicieron méritos. De hecho, la primera parte acabó con un contundente 13-0. No sabemos qué les dijo en el vestuario Sergio Guerrero a sus jugadores, pero sin duda el entrenador del Barça hizo honor a su apellido. Los visitantes salieron mucho más despiertos. Hasta el minuto 61, sin embargo, fueron por debajo en el marcador. A partir de ese momento, Michael Hogg (que de anglosajón sólo tiene el nombre: nació en Marbella y juega en la selección española) anotó el 16-19.
Los cajones subterráneos (sacrificio, perseverancia, estrategia, coraje...) azuzaron entonces a la Santboiana, que no se rindió y logró el 19-19. Pero los azulgrana también conocen la moraleja del chiste. Un deportista inmenso, el argentino Bautista Güemes, que jugó en la exigente Liga francesa, rescató a su equipo con otra de sus genialidades y consiguió con un drop los tres puntos finales que dieron la victoria al Barça.
Fue un dignísimo 19-22. Sólo salió goleada la pobreza infantil y familiar. Más de 1.500 personas presenciaron el derbi en el estadio Baldiri Aleu. La taquilla se destinó al programa #encarano de la Cruz Roja. En la web de esta entidad y en la de la Santboiana hay una cuenta corriente para la fila cero. Después de la batalla, los visitantes aplaudieron a los locales. Y los locales a los visitantes.
El rugby es diferente.
Los ingresos de la taquilla son para la Cruz Roja, que mantendrá abierta unos días la cuenta de la fila cero