Los centros náuticos de grandes dimensiones son de difícil regularización
otorgar concesiones, estas fueron negociadas sólo parcialmente, ya que “somos los gestores y podemos otorgar concesiones pero el informe final vinculante lo hace el ministerio”, apunta la Generalitat.
Pese a lo dramático de la situación legal de los clubs náuticos de playa, los servicios jurídicos de la Generalitat ven un atisbo de esperanza en la legislación. Los abogados catalanes estiman que, cuando se establece una instalación de 300 metros en un espacio intermedio por cada 150 metros de playa entre sí, se podría aplicar cierta permisividad y acumular hasta 300 m² más de instalaciones. “El caso –señala Serra– es que en la actualidad las negociaciones están encalladas”.
La tensión es evidente en los centros náuticos de playa que ven peligrar su existencia, por lo que el Gobierno catalán espera que el ministerio acepte esta nueva línea de regulación “que permitiría salvar alguno de ellos”. Otros, como el de Sitges, según cita textualmente Agustí Serra, “difícilmente lo podremos salvar porque tiene una sentencia firme de derribo”. Así, por ejemplo, desde el 2004 el Club Marítim Cubelles está en negociaciones con la Generalitat y la Demarcación de Costas para obtener una nueva concesión. En el transcurso de estos años se han realizado tres proyectos y modificaciones con sus correspondientes adendas, “siempre adaptándonos a los criterios que nos han ido marcando estas instituciones durante estos años”, según su presidente, Jordi Arànega, por lo que disponen de un total de 600 m². El Club Marítimo Cubelles, según su presidente, cumple actualmente con el reglamento ya que tiene un total de 603,6 m² de construcción. En consecuencia, dice que “en nuestro caso, y por las informaciones que nos han comentado las instituciones, nuestro club no peligra”.
En Catalunya los clubs de playa se agrupan en seis tipologías distintas. Once de los 34 existentes están regularizados y mantienen su sede social en zona de servitud de protección y la zona de varada en servicio de temporada. Otros dos están tutelados por la subdirección general de Ports porque se encuentran en dominio portuario. Diez instalaciones, por su dimensión, deben ajustarse a la ley de Costas. Y finalmente hay clubs náuticos con embarcaciones de vela y motor que presentan ocupaciones importantes, habitualmente con restaurante, y que llegan a privatizar el espacio costero.