La Vanguardia (1ª edición)

Isco está muy solo

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Isco se debe estar arrepintie­ndo de cuando decidió renovar por el Madrid. Por aquella época un entorno blaugrana le hizo llegar una recomendac­ión: “Si no renuevas y esperas un año para quedar libre, el Barça te fichará para convivir con Iniesta y Messi y luego solo con Leo”. Pero Isco optó por renovar y ahora debe estar pensando que se equivocó. Era difícil en aquel momento no sucumbir a la renovación, con un Madrid ganador de la Champions y todas las esperanzas de futuro depositada­s en él y en Asensio.

Es cierto que no fue un titular fijo con Zidane, pero lo utilizó inteligent­emente. Isco dio un gran rendimient­o con el francés en el banquillo aunque no lo jugara todo. Pero normalment­e estaba en lo gordo, en lo importante. Después llegó Lopetegui e Isco comenzó con un problema de apendiciti­s. Se forzó su vuelta y él accedió. Un error. Se destituyó a Lopetegui y llegó Solari y en uno de los primeros entrenamie­ntos dijo a los jugadores que contaran los toques en los rondos e Isco se rebotó. De ahí pasó a ser suplente, luego suplente de suplente y ahora transparen­te. Es posible que Solari le pase factura por su actitud, pero el Madrid está perdiendo el concurso de uno de los mejores futbolista­s de su plantilla.

El último dato del Madrid en el campo del Betis, sin embargo, aboga por la marcha de Isco. Los blancos tuvieron una posesión sólo del 26%

El técnico Solari lo humilla en las alineacion­es, el club no entra y el vestuario se calla en un silencio sintomátic­o

en el Villamarín. Ese no es el fútbol para Isco, un jugador de control, de visión, de combinació­n, un centrocamp­ista tocador, de terciopelo, distinto. El Madrid también gana sin Isco, sí, pero de otra manera.

Lo más sorprenden­te, sin embargo, es la posición del vestuario siempre tan receptivo a defender a sus futbolista­s y, en cambio, tan silencioso en este tema. Hay quien piensa que a los pesos pesados del vestuario ya les va bien ese apartamien­to. Y el club tampoco se vuelca. Mira para otro lado cuando Solari juega con el patrimonio al dejarlo en el banquillo y rebajar ostensible­mente su precio de mercado.

La sensación es que Isco está muy solo en el club blanco. Hoy. Porque en fútbol todo puede cambiar en un segundo. Pero la humillació­n del entrenador haciendo pasar a los más jóvenes e inexpertos por delante en las alineacion­es sobra. En Barcelona hay quien ha puesto en tela de juicio el papel del club con Munir, un jugador que no ha querido renovar, a pesar de tener una muy buena oferta encima de la mesa, pero nadie pone el grito en el cielo con Isco, un futbolista al que parece que tienen ganas de ir hundiendo no se sabe muy bien por qué. Su calidad y talento es tan indiscutib­le como el feo papel que le han otorgado desde hace un tiempo.

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