La partida de cartas

PAUL Cézanne pintó en 1890 una serie de cinco cuadros, titulados Los jugadores de cartas, donde refleja a un campesino de Aix-en-Provence y al jardinero de su casa de Jas-de-Bouffan jugando a los naipes en una taberna con una botella sobre la mesa. Uno de ellos fue adquirido hace siete años en una subasta por 250 millones por la familia real qatarí, siendo el cuadro más caro de la historia hasta aquel momento. Una de las gracias del óleo es que el espectador se convierte en un mirón de la partida, como si estuviera en el interior del bar. Los ciudadanos nos identificamos con ese espectador en la partida de cartas que está resultando la aprobación de los presupuestos, donde el independentismo intenta imponerse aunque los mejores naipes los tenga Pedro Sánchez. Nos sentimos atrapados por la atmósfera de la situación, aunque los protagonistas no tengan la misma flema, ni fumen en pipa, ni luzcan sombrero.

Es curioso comparar las portadas de los diarios catalanes próximos a las tesis independentistas y los periódicos madrileños en el entorno de la derecha. De “Las cuentas de Sánchez no cumplen ni el Estatut” (El Punt Avui) a “El golpismo tiene premio” (Abc) existe la misma distancia entre el día y la noche, el bien y el mal, el campesino provenzal y el jardinero casero. En ese mundo traidor las cosas son del color del cristal con que uno las mira, como escribió Campoamor, sin advertir que algunos las ven distorsionadas por sus dioptrías.

No están en Waterloo para darle aire a Sánchez, pero no hay unanimidad. Más favorable es ERC, aunque no enseñarán primero las cartas. “Estos presupuestos nacieron en una cárcel y morirán en una urna”, soltó Dolors Montserrat (PP) en sede parlamentaria. Y Sánchez pensó que no les será fácil a los partidos soberanistas votar junto al PP y Ciudadanos contra unos presupuestos que suponen más de dos mil millones en infraestructuras para Catalunya. La partida continúa, con todas las cartas repartidas.