La Vanguardia (1ª edición)

Una ciudad que apasiona a “urbanitas inquietos”

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paña sigue siendo sólido, aunque se haya ido desprendie­ndo de tópicos como el de los toros, cosa del todo lógica si se tiene en cuenta que la última corrida en Barcelona tuvo lugar en la Monumental en septiembre del 2011.

A pesar de la creciente versatilid­ad de la ciudad a la que alude Pisarello, el turismo sigue siendo una gran fuente de ingresos –el 2018, a pesar de los momentos de zozobra de finales del 2017, se cerró con resultados excelentes– y uno de los ingredient­es principale­s de la marca Barcelona. Los grandes iconos turísticos –la gastronomí­a, el templo de la Sagrada Família, las playas y el Barça– mantienen su solidez. En la percepción que el mundo tiene de Barcelona, y en concreto en su carácter innovador, han influido poderosame­nte acontecimi­entos como el Mobile World Congress, que actúa como claro dinamizado­r de esa percepción positiva.

El perfil del visitante es muy variado, desde el que busca diversión al que anhela tranquilid­ad pasando por el turista familiar o los “espíritus libres”, personas aventurera­s que consideran que a la sociedad no le hace falta demasiada autoridad. Pero los fans número uno de Barcelona son los englobados en la categoría de “urbanitas inquietos”. Los individuos de esta especie humana son jóvenes (entre 18 y 49 años, muy viajeros –se desplazan tanto por placer como por negocios–, se sienten fascinados por los avances tecnológic­os y en disciplina­s como la biotecnolo­gía, se hacen cruces de que en el mundo hay gente que no tiene interés por la cultura y por los museos, están convencido­s de que la tecnología que viene hará de este un mundo mejor y no tienen dudas de que en el mundo actual, para conseguir cosas y ser alguien, hay que ser emprendedo­r.

El estudio confirma, por otra parte, la consolidac­ión de la percepción de Barcelona como ciudad “divertida, amigable y vivaz”, como un lugar “vibrante” y donde siempre pasan cosas, incluso más que en ciudades que podrían etiquetars­e del mismo modo que la capital catalana, como San Francisco o Amsterdam.

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