La Vanguardia (1ª edición)

Segovia no es de los segovianos

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Los fiscales han venido a este mundo a leerle la cartilla al primero que se salta un semáforo y ayer Javier Zaragoza y Fidel Cadena leyeron la cartilla no sólo a los doce acusados sino al procés en sendas exposicion­es argumentad­as y bien trabadas aunque dejaron una duda: ¿los independen­tistas son un rebaño que va dónde le conducen los pastores?

-“Segovia no es de los segovianos ni Zaragoza es de los zaragozano­s”.

Tan valerosa afirmación –por menos he visto en Zaragoza correr a gorrazos a los jugadores de Osasuna– fue hecha por el fiscal Fidel Cadena, que para más inri es de un pueblo próxima a la capital aragonesa, María de Huerva, cuyo gentilicio ignoro, y se licenel ció por Derecho en la mismísima promoción de la facultad de la Universida­d de Zaragoza (1977) que Javier Zaragoza.

Dos maños y un destino. (He escrito cosas peores) Los fiscales acapararon la sesión matinal, de apenas tres horas y media. Ya no hubo colas para acceder al Tribunal Supremo.

Veinticuat­ro horas después de que las defensas dejasen –salvo un par de excepcione­s– a la justicia de España a la altura del betún, la justicia de España dejó al procés a la altura del betún.

“Los alegatos defensivos (del martes) parecen libelos acusatorio­s a fin de desacredit­ar a la justicia española, tan ridícula como injustific­adamente. Este no es un juicio a la democracia sino un jui- cio en defensa de la democracia”.

Si la sala de plenos del Tribunal Supremo fuese un plató televisivo, se arma la de San Quintin.

El fiscal Javier Zaragoza expuso su relato. Ahí va. Fueron tantos los catalanes –“una mayoría social silenciosa”– que votaron a favor de la Constituci­ón en su día como tantos no participar­on en las consultas del 9-N y el 1-0 . “Sósólo hubo dos heridos graves el 1-O: uno de un infarto por el que fue atendido por el jefe de la unidad de policía y otro que perdió un ojo por una bala de goma después de lanzar una valla a un policía. Identifica­r la actuación policial con tortura es un disparate”. El 20 de septiembre no hubo un registro en todo el edificio de la consellerí­a de Economía “sino en cinco despachos” y ninguno de ellos era el de los sentados en el banquillo. Sí existió, en cambio, “secuestro de una comitiva judicial”, en el marco de un plan para sustituir la Constituci­ón y el Estatut “por una realidad paralela”. Y los acusados enviaron a los ciudadanos a los colegios electorale­s a sabiendas de que “creaban un riesgo muy grave”. Se sobremás entiende, pues, que fueron engañados. Yo conozco algunos que lo hicieron y no son borregos (esto es cosecha propia).

La última carga de caballería del fiscal Zaragoza fue para la célebre y muy aireada lista de 120 catedrátic­os de Derecho Penal críticos con el proceso judicial. “Suponen un 15% de los catedrátic­os de Derecho Penal y no los de autoridad y prestigio académico”. A esto los antiguos le llamaban una andanada...

El fiscal completó una suerte de manual “50 argumentos contra el independen­tismo” con un ejercicio –todo datos– sobre la inexistenc­ia del derecho a la autodeterm­inación de Catalunya, con tres resolucion­es de Naciones Unidas y las sentencias de los trilo bunales constituci­onales de Alemania (2017) e Italia (2015) prohibiend­o sendos referéndum­s de independen­cia en Baviera y el Véneto. Y señaló que la Carta Magna de ambos estados prohibe reformar lo relativo a la integridad territoria­l, a diferencia de la Constituci­ón española. “El derecho a decidir en el marco de la Constituci­ón correspond­e a todo pueblo español. Segovia no es de los segovianos ni Zaragoza es de los zaragozano­s”, remachó el fiscal Cadena.

La segunda sesión de la vista fue muy instructiv­a. Cada día tiene su palabra estelar. La de ayer fue “jactancia”. Los acusados desobedecí­an y se saltaban las leyes “con jactancia”, al decir de la Fiscalía.

El público se comporta muy bien (autoridade­s de la Generalita­t y el Parlament, medios, familiares y público, por orden de ubicación en la sala). Se nota que la justicia impone: hay silencio y gente encorbatad­a.

Los recesos son bien acogidos y en el de ayer fue muy comentada la fotografía de Emilio Naranjo (Efe). “Yo soy uno de lo da la espalda al president Torra. Ni me enteré de que había entrado. Cuando estás en el banco de los acusados te fijas poco en lo que sucede a tus espaldas”, comenta Carles Mundó. Interpreta­ciones aparte, la fotografía es de las que trasciende­n a la actualidad. ¿Fue deliberada la actitud de Oriol Junqueras? El exvicepres­idente de la Generalita­t se mueve diferente por la sala cuando terminan las sesiones y hay margen para saludar al público –una inequívoca concesión del tribunal–. Una gravedad que le da un aire distante. Hoy prestará declaració­n...

Ayer debutó la acusación popular. Es decir, Vox. Se les espera. Y el primero, el presidente de la Sala, Manuel Marchena.

El abogado Pedro Fernández, menos conocido que su compañero de asiento, Javier Ortega Smith, pidió de entrada la prohibició­n de los lazos amarillos en la sala –Jordi Sánchez lucía ayer uno en el ojal de la chaqueta, el único visible entre los doce acusados– “por su carga política indudable”.

El juez Marchena se vino arriba y marcó el tono. El mundo nos contempla. Y España no es Turquía ni Calahorra es Washingtón (con acento). Marchena citó dos precedente­s del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos que crean jurisprude­ncia y permiten a los acusados símbolos. Uno de ellos condenó a Bélgica. Bél-gi-ca, silabeó Marchena con marcada lentitud.

“Esta sala no va a poner ningún obstáculo” a los lazos amarillos, fijó como criterio el juez Marchena. De hecho, en el lugar ocupado anteayer por el president Torra, la, un banco en primera fila reservados a autoridade­s, ayer estaban las consellera­s Jordà y Vergés, esta con un fular amarillo al cuello. Tras la fijación del criterio, Pedro Fernández se limitó a exponer asuntos jurídicos, para desencanto de quienes esperan que Vox refuerce sus intencione­s de vivir al margen de España.

A la salida del Tribunal Supremo, una joven periodista de La Sexta reclama mi opinión. –Disculpa, soy periodista. –Creía que era un fiscal. “No fotem, senyora”, como dijo aquel presidente del Barça tras la final de Copa del 68.

Según los dos fiscales, los acusados se saltaron la ley tras la ley con “jactancia”

Los 120 catedrátic­os de Penal pro ‘procés’ “no son los de más autoridad y prestigio”

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