Desvestir el género
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Este es uno de los contextos en los que se puede analizar la tendencia en los últimos desfiles de moda, hombres vistiendo prendas femeninas que reflejan una sociedad en movimiento. No hay una forma determinada de ser, el género se vive de otra manera, o no se vive. Es interesante por ello recoger la visión de Julia Weems, directora de la Escuela de Moda del IED Barcelona, que analiza las pasarelas pero también lo que sucede en el exterior, en su escuela, donde se predice en muchas ocasiones lo que se va a extender en la sociedad. Hace dos o tres años que ve cada vez más alumnos que vienen vestidos con prendas de mujer, chicos heterosexuales que se ponen lo que quieren disociando la forma de vestir de su sexualidad.
Jóvenes que se han sacado de encima parte de la presión social de encajar dentro de unas ciertas normas, donde ya no todo es blanco o negro. Si hace unos años la moda agender –de género neutrobebía de los movimientos queer que nacieron en Estados Unidos, hoy ya no hace falta ser queer para ponerse una falda. Weems, que es estadounidense, observa cómo estos cambios están llegando también a Barcelona.
Los hombres ganan libertad en los códigos de vestimenta y en los códigos de la vida. Entra también en juego la nueva masculinidad, el camino de algunos por dejar atrás los roles cerrados sobre lo que significa ser hombre. Pero esta tendencia no puede hacer olvidar que aún hay demasiados ropajes antiguos, corsés que no dejan respirar, mandatos explícitos e implícitos que siguen envolviendo el género femenino. Queda mucho por desvestir.