La Guardia Civil cree que el tapón lo formó Julen en su caída por el pozo
Las investigaciones llevadas a cabo por los expertos de la Guardia Civil apuntan a que fue la propia caída del niño Julen Roselló la que formó el tapón que impidió a los equipos de rescate poder acceder hasta el pequeño en el pozo de Totalán (Málaga). Los agentes han visionado fotos y vídeos que se tomaron durante los días en los que los rescatadores estuvieron intentando retirar el tapón y han llegado a esa conclusión provisional. A falta del análisis definitivo de los materiales que componían ese tapón, los primeros indicios señalan que se trata de materiales presentes en la zona, que se pudieron desprender con gran facilidad, arrastrados por el cuerpo del pequeño en su caída.
El pozo de prospección de agua no estaba encamisado, por lo que los desprendimientos de tierra y piedras eran muy fáciles. Incluso en la introducción de la cámara que una empresa malagueña aportó, pese a ser muy pequeña y liviana, se produjo también arrastre de arena y piedras. Las filtraciones de agua hicieron que ese tapón se compactase con gran rapidez y se formase una capa de barro, impenetrable para la maquinaria de que se disponía.
El tapón tenía unos 25 centímetros de diámetro y unos 70 de profundidad. Tras casi 48 horas de trabajo para intentar succionarlo, aparecieron restos biológicos del niño, una mata de pelo, así como una bolsa de gusanitos y un vaso de plástico que llevaba en la mano en el momento de la caída. Estas apariciones confirmaron a los expertos que Julen se encontraba debajo de ese tapón, que resultó imposible de superar por su dureza exagerada y porque las labores se realizaron con todo el cuidado del mundo, ya que el protocolo que se aplicó era el de buscar a una persona que se podía encontrar con vida.
La confirmación del origen fortuito del tapón despeja una de las principales incógnitas del caso y da veracidad al testimonio de los padres de Julen de cómo se produjeron los hechos, frente a otras teorías y sospechas que se divulgaron esos días por las redes sociales. Los padres del niño ya han emprendido las medidas judiciales necesarias para perseguir comentarios, teorías y burlas que se multiplicaron mientras ellos vivían con angustia el rescate.
El juzgado de instrucción número 9 de Málaga, encargado del caso, no ha recibido todavía los informes definitivos de la autopsia y otros análisis sobre el material que había debajo de Julen. Una de las incógnitas que faltan por resolver es por qué el pozo sólo medía unos 72 metros de profundidad, cuando el constructor ha declarado que rondaba los 110 metros de profundidad.
El día 22 está llamado a declarar David Serrano, dueño de la finca donde se produjeron los hechos. Es el único imputado por un presunto delito de homicidio imprudente. A partir de ese momento también lo hará una docena de testigos, entre ellos los padres de Julen, el pocero y guardias civiles y bomberos que acudieron al rescate. Antonia Barba, la abogada de los padres de Julen, dice que “conforme vayamos viendo las cosas iremos pidiendo diligencias porque somos los primeros interesados en que se aclare todo”, pero insiste en que la investigación está en sus inicios y es pronto para hacer valoraciones de una instrucción bajo secreto del sumario.
Según los agentes, la capa de materiales que cubrió al pequeño se formó de modo fortuito