La Vanguardia (1ª edición)

El Girona da el golpe

Primera victoria en el Bernabeu del equipo de Eusebio Sacristán ante un Madrid que queda a nueve puntos del Barça

- CARLOS NOVO

Nunca tanto como ayer necesitaba el Girona la victoria en un escenario que le era inasequibl­e como el Santiago Bernabeu y pocas veces parecía más remota ante un Madrid crecido que venía de sacar buenas notas a domicilio ante el Barcelona, el Atlético y el Ajax. Pero el fútbol mostró ayer su cara más imprevisib­le y el Girona se alzó con una victoria tan justa como histórica y alejó al Madrid de la Liga, de nuevo a nueve puntos del Barcelona y otra vez por detrás de los de Simeone en la tabla.

El Bernabeu se las prometía felices y la desilusión fue tremenda, en consonanci­a con la alegría de los cerca de 300 aficionado­s del equipo catalán que vieron la exhibición de su equipo en una esquina del tercer anfiteatro del fondo norte. El viaje les había valido la pena después de catorce partidos y casi tres meses sin saborear la victoria. Eusebio Sacristán, que parecía en la cuerda floja, gana unas semanas de plazo y el Girona despeja el fantasma del descenso. No es poco.

Las matinales no le sientan bien al Madrid. De las últimas seis veces que los blancos han jugado en horario antes de la comida sólo han ganado una vez. Y esta es la tercera derrota consecutiv­a. Más allá del gafe horario el madridismo constató que la segunda unidad del equipo está para muy poco. En algún momento tenían que descansar los titularísi­mos tras el triple esfuerzo ante el Barça, el Atlético y el Ajax, más lo que le espera. Ayer parecía el día propicio pero de nuevo ninguno de los suplentes dio la talla. Odriozola y Marcelo no hicieron olvidar a Carvajal ni Reguilón; tampoco Dani Ceballos fue Modric en la medular y la ausencia de Vinicius en el once inicial fue una losa. Asensio fue el Marco Asensio deprimido del final de año y Bale, cuando salió mediado el segundo tiempo, sólo cosechó silbidos de sus aficionado­s, que ya se temían lo peor y veían a su equipo caminando hacia el desastre al filo del abismo.

Si el Madrid fue una colección de desastres individual­es hacia el suspenso colectivo el Girona sólo puede extraer lecturas buenas del partido; la mejor, que fue un equipo valiente. Mejor cuando lo tenía todo perdido.

La primera parte fue del Madrid. No es que el equipo de Solari jugara un fútbol excelso pero sí estuvo por encima del adversario hasta el descanso. Marcó un gol de Casemiro y pareció llevar el encuentro bastante controlado.

Eusebio fue valiente en el intermedio. Comenzó la segunda parte con dos cambios: Lozano y Aleix García, que hicieron más punzante al equipo. Pero sobre todo cambió la actitud. El Girona

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