La Vanguardia (1ª edición)

El salto de Europa

Más líder en la Liga, la Champions exige una mejoría al Barça

- CARLES RUIPÉREZ EL PELIGRO DE LA VISITA A LYON

El Barcelona tiene el viento a favor en la Liga. El 27 de enero disponía de cinco puntos de ventaja sobre el segundo. El 3 de febrero el cojín se amplió a seis. Después de esta última jornada ya tiene siete puntos de diferencia sobre su inmediato perseguido­r, que ahora vuelve a ser el Atlético. Pero en Europa hace tiempo que el aire le sopla de cara, contrario a sus intereses, desde que logró levantar la Champions en Berlín en el primer año de Luis Enrique.

La conclusión más evidente es que lo que le vale al Barça para dominar el campeonato español no es suficiente para luchar por la máxima competició­n continenta­l. Cuando la Copa de Europa se pone seria, hay que ser tan fiable como brillante y tener tanta inspiració­n como oficio. Lo demostraro­n la semana pasada equipos grandes como el Real Madrid y el PSG. Pese a que los blancos sufrieron un acoso en Amsterdam y los parisinos llegaban con bajas de peso a Old Trafford, ambos ganaron a domicilio. Mañana el Olympique de Lyon pone a prueba la capacidad de los Messi, Suárez y compañía de emplear una marcha o dos más.

El Barcelona, que suele realizar fases de grupos impolutas, se enquista en las eliminator­ias. Sobre todo históricam­ente se le complican los partidos de ida de los octavos de final de la Champions, que suelen ser duelos enmarañado­s, con mucha miga y una cierta trampa. Tras dos meses sin competir en Europa, cuesta volverle a tomar el pulso, lo que iguala las fuerzas. Desde el 2009, los blaugrana sólo han ganado cuatro veces en la rentrée del torneo (2012 al Leverkusen, 2014 y 2015 al City y 2016 al Arsenal). El año pasado, sin ir más lejos, sufrió mucho para sacar un 1-1 en Stamford Bridge.

Europa sube la exigencia y puede hundirte en un día malo –algo que ha aprendido el vestuario barcelonis­ta con creces–, por lo que el Barça necesita dar un salto de calidad. La concentrac­ión de partidos de Copa en enero –haya más rotaciones, como este curso, o menos– siempre pasa factura. Los blaugrana lo han notado en febrero cuando han perdido fluidez en el juego y frescura de ideas en los empates contra el Valencia y el Athletic y el triunfo por la mínima frente al Valladolid.

El último gran partido fue la remontada al Sevilla (6-1), como si el Barça escogiese sus momentos o necesitase verse contra las cuerdas para exprimir todo su potencial. Quizás por eso, Piqué arengó al equipo el sábado por la noche para dar el do de pecho en Lyon. “O mejoramos o lo pasaremos mal”, recetó. Y es que la baja de Arthur, lesionado para un mes desde el 6 de febrero, ha destapado carencias en la construcci­ón.

Con Valverde renovado, el técnico también se juega una parte de su crédito en esta Champions. La debacle de Roma de la temporada pasada perseguirá al equipo hasta que no vuelva a pisar unas semifinale­s. El conjunto blaugrana está avisado después de que el City no pudo ganarle ninguno de los dos partidos del grupo al Lyon (1-2 en Manchester, 2-2 en el Groupama Stadium). Umtiti regresa a su casa, se lo pierde Vermaelen, con una sobrecarga, y los porteros Peña y Ezkeita y el lateral Wagué, del filial, completan la convocator­ia en la que no fallará Messi, que ha marcado seis goles en los tres partidos que ha sido titular en Champions.

Los blaugrana sólo han ganado 4 idas de octavos desde el 2009: Arsenal, City (2) y Bayer Leverkusen

Sin Arthur, el juego ha perdido fluidez en los empates frente al Valencia y Athletic y el 1-0 al Valladolid

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