Turull y Romeva subrayan la opción no violenta del independentismo
Los dos exconsellers consideran que convocar un referéndum “no es delito”
El juicio sobre el caso 1-O entró ayer en una nueva dimensión. Se siguió discutiendo sobre los hechos concretos de septiembre y octubre del 2017, porque obviamente tienen una importancia máxima, pero en paralelo se abordó el examen de las raíces del conflicto entre las instituciones del Estado y las de Catalunya. Así, junto a la discusión sobre el número de coches de la Guardia Civil dañados en la concentración masiva frente a la Conselleria d’Economia, por ejemplo, se habló por primera vez con especial extensión e intensidad del principio democrático y de derecho a la autodeterminación.
Cabría pensar que la defensa logró con ello llevar el agua a su molino. Pero eso está por ver, naturalmente. Lo importante de este debate es que hasta ayer, el tribunal había oído, sobre todo, que el derecho a la autodeterminación no encaja ni está reconocido por la Constitución española. Pero las declaraciones de Jordi Turull y Raül Romeva trataron de desarrollar otra perspectiva –iniciada con la declaración de Oriol Junqueras–, la del encaje de dicho derecho como una derivación del principio democrático y de la libertad ideológica.
La sentencia tendrá que entrar en su día en la respuesta a estos planteamientos. En especial, cuando examine no sólo los elementos objetivos de los delitos que se imputan a los acusados –rebelión, sedición, malversación y/o desobediencia–, sino también los subjetivos, es decir, las razones y los objetivos de las conductas de los procesados.
“Los ciudadanos de Catalunya no son ovejas”, empezó diciendo Turull, para defender la idea de que el movimiento independentis- ta se ha desarrollado “de abajo arriba”. Sobre todo –afirmó a su vez Romeva– desde el 2010, tras la sentencia sobre el Estatut, para quien desde entonces lo demostrado por los responsables de las instituciones estatales ha sido su “incapacidad para el diálogo”, o su falta de voluntad para emprenderlo. Una tesis que –tras describirse como “preso político”, al igual que hiciera Oriol Junqueras– le llevó a pedir al tribunal que “devuelva la carpeta” de este conflicto a la política, porque nunca debió dirimirse “en los tribunales”.
En este orden de cosas es relevante el dato relativo al elevado número de veces que ayer se pronunció la palabra paz y el substantivo pacifismo a lo largo del juicio. Todo ello para negar que las movilizaciones independentistas, antes y después del 1-O, tuvieran naturaleza violenta. Es claro que luego vendrán las pruebas testificales y documentales, con numerosos vídeos con los que las partes tratarán de demostrar sus respectivas tesis. Pero el tribunal tuvo que tomar nota ayer de la contundencia de la negativa de Turull y Romeva, apoyada en sus respectivos tuits y el contenido de sus comunicados y ruedas de prensa de aquellos días.
En expresión de Turull, los que cometieron algún acto de violencia fueron “cuatro esgarrapacristos”. En palabras de Romeva, la única violencia que se registró el 1-O fue “la que practicó la Guardia Civil”. Un ejercicio inútil, por otra parte, a juicio de ambos procesados, que subrayaron el hecho de que en previsión del cierre de algunos centros de votación, se acordó habilitar el censo universal en la convocatoria. Con ello se dio validez al voto emitido en cualquier colegio electoral. Y de ahí que el despliegue policial no consiguiera el objetivo de alejar a los ciudadanos de las urnas.
Turull contestó al fiscal, y Romeva no, como ya hiciera Junqueras. El primero, de hecho, más que contestar se batió con Jaime Moreno, el representante ayer de la Fiscalía. La clara voluntad de Turull fue salir al paso de las hipótesis surgidas de los atestados de la Guardia Civil. Y lo hizo utilizando en el juicio las artes aprendidas en los debates parlamentarios. Fue un toma y daca continuo. Si no fuera porque le piden 16 años de prisión, hubiera podido decirse que Turull se encontró por momentos en su salsa contradiciendo al fiscal o ironizando sobre sus afirmaciones. Por ejemplo, cuando le preguntó si era de Òmnium, en términos que a Turull le parecieron utilizados para sugerir la existencia de unos ante-
El derecho a la autodeterminación, eje del debate entre acusados y Fiscalía
Los dos exconsellers afirman que se usó un censo universal para evitar enfrentamientos