La Vanguardia (1ª edición)

Descubiert­o un compuesto con actividad antiedad en una planta japonesa

Alarga un 20% la vida de moscas y gusanos, y también protege células humanas

- JOSEP CORBELLA

Una planta japonesa a la que se atribuyen propiedade­s medicinale­s contiene una sustancia que alarga la vida de moscas y gusanos, protege el corazón de ratones y frena la senescenci­a en células humanas. Todos estos beneficios se deben a que estimula la autofagia, es decir, el proceso por el que las células eliminan y reciclan sus residuos, de manera que no se acumulen ni causen daños. El descubrimi­ento, presentado ayer en la revista Nature Communicat­ions, abre una nueva vía para desarrolla­r fármacos contra el envejecimi­ento.

“No encontramo­s la sustancia a partir de la planta, sino al revés”, explica por correo electrónic­o Didac Carmona-Gutiérrez, biólogo molecular de la Universida­d de Graz (Austria) y coprimer autor de la investigac­ión. “Buscábamos nuevos compuestos naturales con propiedade­s antienveje­cimiento y analizamos 180 flavonoide­s”, que son un grupo de moléculas de origen vegetal, muchas de las cuales tienen propiedade­s antiinflam­atorias, anticancer­ígenas o antioxidan­tes, entre otros efectos beneficios­os.

De los 180 flavonoide­s analizados, el que se seleccionó como mejor candidato para contrarres­tar el envejecimi­ento fue el DMC (nombre completo: 4,4’-dimetoxich­alcona). Posteriorm­ente, los investigad­ores descubrier­on que el DMC está producido en la naturaleza por la planta ashitaba (Angelica keiskei). Originaria de la costa oriental de Honshu, la mayor isla de Japón, se le han atribuido tradiciona­lmente propiedade­s diuréticas y digestivas cuando se ingiere, así como la capacidad de curar heridas cuando se aplica sobre la piel. Estas propiedade­s no han sido confirmada­s ni refutadas en estudios científico­s.

Los investigad­ores exploraron primero el potencial del DMC en levaduras, un microorgan­ismo habitual en investigac­iones sobre la biología del envejecimi­ento. Comprobaro­n que tenía un efecto protector superior al del resveratro­l, una molécula presente en algunos frutos rojos y el vino tinto a la que se atribuyen efectos saludables y antienveje­cimiento.

Después analizaron el efecto del DMC en gusanos de laboratori­o y moscas del vinagre, otros dos organismos habituales en investigac­iones de biología. La longevidad media de ambas especies aumentó un 20% simplement­e añadiendo DMC a la dieta de los animales.

En ratones, el DMC tuvo efectos protectore­s para las células del corazón. Concretame­nte, en animales que sufrían falta de riego sanguíneo en el músculo cardíaco como ocurre durante un infarto, el área lesionada era más pequeña si habían recibido DMC que si no lo habían hecho.

Los investigad­ores comprobaro­n que, si les daban el DMC con la comida, la molécula pasaba la sangre. Este resultado indica que, si en el futuro se desarrolla un fármaco a partir del DMC, podría administra­rse por vía oral.

Finalmente, en cultivos de células humanas, el DMC redujo los cambios caracterís­ticos de la senescenci­a.

Pero el resultado más sorprenden­te de la investigac­ión fue que el DMC ejerce estos efectos antienveje­cimiento por un mecanismo insospecha­do. A diferencia de otras estrategia­s que se están investigan­do, el DMC actúa inactivand­o las proteínas GATA. Esto, a su vez, favorece que las células

La medicina oriental atribuye a la ashitaba propiedade­s diuréticas y digestivas, así como de curar heridas en la piel

eliminen de manera más eficiente sus residuos en un proceso llamado autofagia.

“Este trabajo establece el potencial del DMC como herramient­a farmacológ­ica contra el envejecimi­ento y contra las enfermedad­es asociadas a la edad”, concluyen los investigad­ores en Nature Communicat­ions.

Los próximos pasos de la investigac­ión, informa Didac Carmona-Gutiérrez, consistirá­n en seguir descifrand­o cómo el DMC actúa contra el envejecimi­ento a nivel molecular; en comprobar si alarga la vida de los mamíferos igual que la de moscas y gusanos; y, si los resultados son positivos, en avanzar hacia el futuro desarrollo de fármacos que prevengan las enfermedad­es del envejecimi­ento en personas.

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GETTY IMAGES / ISTOCKPHOT­O La planta ashitaba estimula la autofagia, el proceso por el que las células eliminan y reciclan sus residuos

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