Nueva Zelanda entierra a las primeras víctimas del atentado de las mezquitas
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, regresó ayer a Christchurch para asistir a los primeros funerales por las víctimas del atentado supremacista del pasado viernes, en el que murieron 50 personas en dos mezquitas.
Khaled Mustafa, de 44 años, y su hijo Hamza, de 15, que habían huido de Siria y no llevaban ni un año en el país, fueron los primeros en recibir sepultura. Entre los asistentes a la ceremonia se encontraba Zaid, el hijo de 13 años que sobrevivió a la matanza perpetrada por el australiano Brenton Tarrant. “No puedo explicaros lo descorazonador que es saber que esta familia vino aquí en busca de seguridad y refugio”, dijo Ardern.
Las familias de los fallecidos esperan ansiosamente saber cuándo se les entregarán los cuerpos de sus seres queridos, ya que la tradición islámica exige que sean limpiados y enterrados lo antes posible. No obstante, la policía advirtió que el proceso debía “realizarse correctamente” para evitar poner en peligro futuros procesos judiciales.
La primera ministra neozelandesa aprovechó su estancia en la ciudad de la masacre para visitar el instituto al que asistían dos de las víctimas. Durante una charla con los alumnos del centro, Ardern aprovechó para pedirles que se unieran a ella para rechazar los mensajes de racismo y odio. “Necesito la ayuda de cada uno de vosotros”, dijo. “Reuniros, mostrad esa efusión de amor, pero también haced que Nueva Zelanda sea un lugar donde nunca haya tolerancia al racismo. Eso es algo que todos podemos hacer”, afirmó ante los estudiantes, que realizaron una ha- ka en su honor. El próximo viernes, en memoria de las víctimas, Nueva Zelanda observará dos minutos de silencio y la llamada a la oración islámica será retransmitida por la radio y la televisión públicas. “Tenemos el deseo de mostrar nuestro apoyo a la comunidad musulmana en su regreso a las mezquitas”, afirmó Ardern. Sin embargo, recuperar la normalidad no será fácil. “Siento mucho miedo, rezaré en casa... sé que es muy importante rezar en la mezquita, pero si voy, no podré concentrarme”, comentó uno de los supervivientes, aún traumatizado.
Unos 30 heridos siguen hospitalizadas y diez de ellos se encuentran en estado crítico, incluida una niña de 4 años.
Tarrant ha sido acusado de asesinato y el próximo 5 de abril comparecerá ante un tribunal. La policía asegura que fue el único pistolero, aunque siguen investigando si recibió apoyo.
Jacinda Ardern pide que “Nueva Zelanda sea un lugar donde nunca haya tolerancia al racismo”