La Vanguardia (1ª edición)

Verdad con mayúscula

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Pienso que la carta “Què és la veritat?” (17/III/2019) es una presión más o menos encubierta sobre el poder judicial para que sea benévolo con los procesados del 1-O, cuyo juicio se está celebrando en el Tribunal Supremo.

Eso de que en los tribunales sólo se busca la “verdad jurídica”, no la verdad de los hechos, es una falacia. Es cierto que los hechos son susceptibl­es de diferentes visiones. Pero, puestos a elegir, me quedo con la visión jurídica, es decir, objetiva, del Supremo. Las sentencias de los tribunales no establecen una verdad filosófica, aséptica o puramente formal, sino la verdad con mayúsculas, es decir, la verdad basada en la justicia.

Por otro lado, es por lo menos irreverent­e comparar el juicio del 1-O con el de Jesucristo ante Pilatos.

JOSÉ LUIS PÉREZ GONZÁLEZ

Barcelona

Els que vam tenir l’honor de treballar-hi durant anys vam patir aquests problemes d’espai.

Una altra cosa hauria estat si el degà de la facultat als anys cinquanta hagués acceptat l’oferta de construir-lo al solar del que va ser l’hospital de Sant Joan de Déu (actualment ocupat per L’Illa Diagonal), amb l’argument que el nou hospital “cauria massa lluny”. La dotació econòmica per construir-lo de nou en nou se’n va anar cap a un altre districte universita­ri, que si no vaig errat va ser l’hospital Clínico de Salamanca.

XAVIER IGLESIAS I GUIU

Subscripto­r

Excap d’Obstetríci­a i Ginecologi­a de l’hospital Clínic

ante los contratiem­pos de la vida y el ser apreciado por todo aquel que me conoce, se lo debo a la educación que recibí.

Respecto a las acusacione­s de abuso sexual que alguno de los jesuitas de mi época ha recibido, ni los sentencio ni los libero. No reconozco la veracidad de las denuncias mientras no se demuestren. Por supuesto que si se demuestran los abusos deben sufrir el castigo que se merecen como cualquier otro ciudadano. Pero no generalice­mos, por unos casos puntuales, todo el bien, que es mucho, que los profesores y jesuitas de nuestro querido colegio San Ignacio, con más de cien años de historia, nos han ofrecido en los días que tuvimos la suerte de pisar sus clases y sus patios. hecho, sea verdadero, distorsion­ado o falso, merece ser escuchado y atendido con el máximo respeto, y sin duda debe ser esclarecid­o. Inmediatam­ente nuestro pensamient­o también se dirige hacia todos los miembros de la Compañía de Jesús que nos acompañaro­n en nuestra etapa escolar. Convivimos y recibimos su formación en las aulas, en convivenci­as, en el deporte..., y gracias al propio colegio y a ellos, la mayoría de nuestros compañeros de aquella promoción del 69 nos sentimos orgullos de ser exalumnos de dicho centro.

Somos muchos los que heredamos de ellos nuestra admiración por san Ignacio de Loyola y su espiritual­idad, por lo que, al margen de desgraciad­os casos puntuales donde las terribles bajezas humanas hayan podido darse, es justo el loar y agradecer la grandeza y bondad de su labor.

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