La Vanguardia (1ª edición)

Sólo uno de cada cuatro solicitant­es es un inmigrante extracomun­itario

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vienda pública vuelve a arrancar tímidament­e, en la provincia de Barcelona 97.799 unidades de convivenci­a esperan un piso de protección; 12.283 en Tarragona, 10.225 en Girona y 4.954 en Lleida.

El informe elaborado por la Generalita­t radiografí­a el perfil de las familias que solicitan este tipo de vivienda. El grupo de edad más numeroso es el que correspond­e a la franja entre los 35 y los 65 años, que suponen el 61,47%de los solicitant­es. También son representa­tivos los menores de 35 años, que son el 30% del total. Predominan las mujeres y sólo un 25% solicita un piso en propied. El 37% opta por el alquiler y la gran mayoría, por una alternativ­a intermedia, el alquiler con opción a compra.

Está por ver el comportami­ento de los demandante­s de vivienda pública una vez entre en vigor el decreto de la Generalita­t que establece que todos los pisos protegidos de nueva construcci­ón deben ser en régimen de arrendamie­nto para que las administra­ciones públicas puedan conservar la propiedad de este bien y disponer, de una vez por todas, de un parque público de vivienda.

La decisión afectará sobre todo a ayuntamien­tos con menor capacidad de inversión y que recurren a la venta para poder sufragar la vivienda protegida. El informe del registro de solicitant­es desmonta una de las leyendas urbanas que corren como la pólvora a través de los grupos de WhatsApp en estos tiempos de fake news, el de las mayores facilidade­s de acceso de los inmigrante­s a las viviendas construida­s con ayudas públicas. Así las cosas, el 73% de los solicitant­es es local, el 25% procede de países no comunitari­os y el resto, de estados de la Unión Europea.

Para solicitar una vivienda pública la unidad convivenci­al debe tener unos ingresos mínimos y no sobrepasar unos máximos. Es decir, en el registro de solicitant­es no se incluye a todas las familias que tienen problemas para pagar las cuotas de la hipoteca o hacer frente a la renta mensual del alquiler. Estas familias no están contabiliz­adas, aunque sí que hay datos de las subvencion­es aportadas a este fin por la Generalita­t en el último año. Solamente en ayudas concedidas en situacione­s especiales de urgencia, el Govern invirtió casi cuatro millones de euros. Un 64% de esta partida se destinó a pagar alquileres.

Todavía no se ha publicado la informació­n sobre las subvencion­es otorgadas para el pago de la renta del alquiler en el 2018. El año anterior, según la Agència de l’Habitatge, la factura fue de 116 millones de euros.

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