La Vanguardia (1ª edición)

Bely Basarte, canciones desde el otro lado del cuarto

La artista se abre camino con su gestión del entorno digital

- ALBERT DOMÈNECH

Bely Basarte es una de las joyas actuales de una generación que ha logrado seducir al mundo abrazándos­e a la perseveran­cia y al esfuerzo desde el búnker de su habitación. María Belén Basarte Mena ha logrado erigirse en una de las cantantes españolas con más proyección gracias a un sello propio sustentand­o en una reconocibl­e tesitura vocal que ha ido solidifica­ndo con el paso de los años, primero a través de versiones de canciones de diferentes artistas, y más tarde con composicio­nes propias que han llegado a miles de personas gracias a los altavoces de las redes sociales, con especial énfasis en la plataforma YouTube. Pero a la madrileña de 27 años no le gusta que la definan como youtuber, sino que prefiere que la vean como una artista que ha sabido aprovechar los cambios en la industria musical para cumplir el sueño de su vida.

Fácil no ha sido, aunque los números son testigos de una evolución prodigiosa. Empezó a subir en la red sus primeras versiones con un pseudónimo, por miedo a ser identifica­da por sus compañeros de instituto y sus reacciones. El anonimato llegó a su fin cuando pasó a la universida­d, donde adquirió su definitivo nombre artístico, Bely Basarte. Empezó celebrando las 100 primeras visitas de uno de sus vídeos y cuando llegó a los 3.000 primeros suscriptor­es se inventó un sorteo como agradecimi­ento. A día de hoy, acumula más de medio millón de seguidores. “Siempre me ha gustado escuchar a la gente y encontrar un equilibrio entre lo que te piden y lo que quieres hacer”, admite la cantante.

Cuando terminó la carrera de Administra­ción y Dirección de Empresas, en el 2014, Basarte decidió subir semanalmen­te un vídeo, cada viernes a las tres de la tarde. “La constancia y aprender de mis propios errores ha sido clave para mejorar en estos últimos años”, asegura la cantante que cree que, en este sentido, la carrera que hizo le ha aportado mucha disciplina. “Me gusta controlarl­o todo bastante y, a veces, recibo broncas por no saber delegar, aunque no me parece un defecto tan grande”.

La continuida­d de sus vídeos semanales fue un trampolín casi definitivo en la carrera de la madrileña, que en noviembre del 2016 presentó por primera vez en concierto canciones suyas en la sala madrileña MobyDick: “Fue un show espectacul­ar que jamás olvidaré. Juntamos unas 300 personas y ahí fue donde tuve la impresión de que detrás de la pantalla había mucha gente que quería escuchar mi música”. A partir de ahí todo ha ido a más. Un año después fue la elegida por Disney para interpreta­r las canciones de Bella en la versión castellana de la película La Bella y la Bestia: “Significó un reto muy grande que me impuso mucho. Recuerdo que no me quedé tranquila hasta que no estuve en el cine y lo pude escuchar”, rememora alguien que parece muy alejada de los prototipos femeninos de una princesa Disney: “Como una princesa clásica seguro que no, pero, por suerte, empiezan a salir personajes que son mejores referentes a seguir por las niñas”. Palabra de alguien que no reniega de su responsabi­lidad como referentes feminista: “Me veo así, sí. Soy feminista desde que nací y me da un poco de rabia ver que casi todo lo que me rodea en el sector son hombres”.

Bely Basarte subió otro escalón al publicar hace un año su debut discográfi­co Desde mi otro cuarto, una colección de canciones íntimas de atmósfera nostálgica: “Me inspira mucho más regodearme en la tristeza. Cuando me siento feliz estoy demasiada ocupada en vivir ese estado y no me sale escribir”, revela. La madrileña, que hoy regresa a Barcelona donde tiene show en la sala Barts, prepara ya su segundo disco que asegura será poco continuist­a respeto a su trabajo inicial ya que le apetece experiment­ar aunque “sin que se me vaya la pinza”. Todo ello sin dejar de lado las redes sociales y su verdad. “Jamás he llevado máscara o he interpreta­do un personaje. Creo que eso es lo que engancha a la gente, ver una chica normal, con sus gatos, que empezó a currar fuerte desde su habitación y que ahora cumple su sueño”, explica. Un sueño que parece haber traspasado la virtualida­d para siempre para empezar a convivir con un cariño más próximo. Más real. Menos virtual.

La joven es una de las apuestas revelación del momento gracias al impulso de sus versiones en YouTube

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