Prórroga corta para el Brexit
Theresa May no convence a los 27, que barajan una extensión condicionada
Fue un interrogatorio intenso pero con escasos resultados. Hora y media estuvo ayer Theresa May respondiendo a las preguntas de los 27 jefes de Gobierno de la UE. Un intento de conseguir respuestas concretas sobre los planes y los posibles apoyos con que cuenta la primera ministra británica que dejó insatisfechos a sus colegas.
“Fue evasiva”, dijeron fuentes diplomáticas. No les convenció, con lo cual la cumbre de la UE siguió el rumbo trazado de antemano, con los 27 encerrados solos en un debate que se alargó mucho más de lo previsto, y seguía abierto al cerrar esta edición.
Una vez más, la primera ministra británica dejaba insatisfechos a sus colegas que siempre se han quejado de su falta de iniciativa y de planes concretos, y también de la escasez de apoyos que tiene en su propio Parlamento. Ello refuerza las dudas entre los jefes de Gobierno de la Unión Europea de que la primera ministra pueda mantener los compromisos a los que llegue con ellos. En el pasado, se ha demostrado incapaz. Es por ello que los 27 quieren en cada movimiento asegurarse de los apoyos que puede conseguir la primera ministra, y especialmente el del Parlamento británico.
Precisamente es allí donde están trasladando la presión. Condicionando la prórroga al voto afirmativo de los diputados británicos, intenta convertirlos en la pieza decisiva y forzar que esta vez, a la tercera, den su aprobación al acuerdo de Retirada. Pero viendo las dificultades para este voto afirmativo, también plantearon alternativas si no se consigue.
La cumbre empezó con una propuesta de la presidencia, de Donald Tusk, de ofrecer una prórroga del Brexit hasta el 22 de mayo siempre condicionada a que el Parlamento británico apruebe la próxima semana el acuerdo de Retirada. Es lo que se incluía en el borrador de conclusiones que Tusk presentó a los jefes de Gobierno.
No es lo que solicitó May que, en la carta que envió a Tusk el miércoles, proponía una prórroga más larga, hasta el 30 de junio, pero aquí se impusieron las tesis más rígidas del servicio jurídico de la Comisión Europea, que advertían de los riesgos institucionales y políticos en caso de que un país aún miembro no convocara estas elecciones. Los juristas de otras instituciones, como el Consejo de Ministros, son más flexibles y consiSe deran que el proceso podría alargarse hasta la constitución del próximo Parlamento Europeo, prevista para el 2 de julio, pero ganó la línea estricta.
En todo caso, la propuesta abrió un debate que se demostró mucho más intenso y más largo de lo esperado, con baile de fechas incluido. barajaron plazos más cortos, como el 7 de mayo, o el 11 de abril, en este caso sin condicionarlo al voto de Westminster. El 11 de abril es el límite que tiene el Reino Unido para convocar elecciones al Parlamento Europeo.
“Es un debate difícil por la gran incertidumbre de lo que pueda pasar en Londres”, dijo una fuente europea, con lo que situaba donde está el auténtico problema, el no tener un interlocutor fiable con el que cerrar acuerdos. May está supeditada a un Parlamento al que
La UE duda de que la premier consiga la próxima semana el plácet de su Parlamento