La policía minimizará la fuerza con personas agitadas
Los Mossos, la Guardia Urbana y servicios médicos actualizan un protocolo para neutralizar a pacientes en estado de alteración
Los Mossos d’Esquadra, la Guardia Urbana, los servicios de emergencias y la comunidad científica han firmado un protocolo que reduce al máximo la fuerza que hay que utilizar para neutralizar a personas con un elevado estado de agitación. El objetivo es disminuir el estrés que se producen en estas actuaciones en las que las personas se encuentran en un estado de gran nerviosismo debido a la ingesta de drogas, un trastorno mental o a una ira descontrolada. En Barcelona, los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana junto con el SEM atienden una media de cuatro personas agitadas cada día. En el 2018, 1.500 personas fueron asistidas por estas alteraciones.
Después de la muerte en el 2013 de Juan Andrés Benítez, que falleció tras ser reducido por un grupo de Mossos d’Esquadra, el nuevo procedimiento establece un uso gradual y paulatino de la fuerza, que deberá ser empleada en última instancia, una vez hayan fracaso los intentos previos de negociación. El objetivo de la actuación es minimizar riesgos tanto para la persona alterada como para el entorno.
“Tenemos muy presente disminuir el estrés de estas actuaciones, buscando situaciones en las que no haya compresión torácica. Si los podemos sentar, los sentamos, y luego los traspasaremos a los sanitarios tan pronto como sea posible”, destaca Gil García, agente de la Guardia Urbana.
En el nuevo protocolo los individuos agitados son considerados pacientes. Técnicamente lo llaman personas con agitación psicomotora. Ante estas situaciones los servicios sanitarios acuden junto a la policía para neutralizarlas ante el evidente riesgo que encierra tanto para ellos como para su entorno. Estos episodios serán liderados por los profesionales del SEM que serán los encargados de ordenar a los Mossos y a la Guardia Urbana cómo proceder para poder administrar un sedante a la persona agitada.
Esta hoja de ruta ha sido diseñada para neutralizar a personas “que no vayan armadas, estén en un entorno controlado y no supongan un peligro ni para ellas mismas ni para otros”, pero que requieran “asistencia médica para tranquilizarse”, señala el subjefe de la división técnica de planificación de seguridad de los Mossos, Josep Saumell.
Diferente será cuando el individuo vaya armado. En estos casos, el criterio policial primará por encima del resto. Y como sucedió el pasado lunes cuando los agentes tuvieron que disparar su arma de fuego para reducir a un individuo que blandía un cuchillo, los Mossos utilizarán todos los instrumentos que tengan a su alcance de forma progresiva en cuanto a lesividad, para reducirle. En el caso del lunes, después de que fallara la pistola eléctrica, los agentes dispararon proyectiles viscoelásticos como los que se utilizan para disolver manifestaciones violentas y por último recurrieron al uso del arma de fuego para disparar en partes no vitales.
“Cuando no hay manera de que la persona contenga su actitud, alguien tiene que hacer esa contención” y “habrá veces que necesitemos usar otros medios para que la persona pueda ser tratada médicamente”, aseguró el intendente de los Mossos.
Una de las novedades es que los hospitales estarán advertidos del desarrollo de la operación. Se activará una línea telefónica concreta para dar la alerta y preparar los fármacos que hay que administrar al paciente.
En Barcelona, los Mossos y la Guardia Urbana actúan de media ante 4 personas descontroladas al día