Sergi López ya se cre
Tras una exitosa trayectoria, confiesa que nunca le ha t
RAMON FRANCÀS
Vilanova i la Geltrú
Sergi López Ayats apenas ahora empieza a creerse que es un actor profesional, cuando ya suma más de noventa películas y una decena de obras teatrales. En el Festival de Málaga acaba de presentar las cintas Staff only , de Neus Ballús, y Siete razones para huir, del dramaturgo manresano Esteve Soler. También se encuentra de gira con la obra de teatro El chico de la última fila de Juan Mayorga, que batió récords en la sala Beckett. Y entre mayo y julio espera poner fin al rodaje en Francia de una película iniciada hace 4 años: Gas Gas (título provisional), cuyos protagonistas son mecánicos de motos.
Inició su carrera en 1991, después de haber hecho incursiones en el teatro amateur y dejar los
“Mi sueño, yo que me sentía un farsante, era ganarme la vida, ya no digo vivir bien, haciendo de payaso”
estudios a los 17 años. Pero pese a su fulgurante carrera y a los éxitos asegura que no se ve viviendo en Estados Unidos para hacer carrera en Hollywood. De hecho, apunta que “no es lo mismo lo que representa Hollywood en la cabeza de mi tía que cuando eres profesional. ¿Hollywood qué quiere decir, trabajar en una superproducción norteamericana y que te paguen mucho? ¿Pero qué película, y qué explica y quién la hace?” Revela que “nunca me han llegado a poner tres millones de euros encima de la mesa para que no pueda decir que no”. Ha recibido propuestas, pero han sido “muy cutres artísticamente hablando”. A raíz de El laberinto del fauno, que fue candidata a Oscar, le propusieron “varias cosas”.
Manifiesta que la suya “es una historia inverosímil, inaudita y absolutamente inesperada. Ni cuando estudiaba en París ni cuando ya había hecho alguna película llegué a pensar que me podría dedicar a ello. Mi máximo sueño, yo que me sentía un farsante, era ganarme la vida, ya no digo vivir bien, haciendo de payaso”. Añade, en este sentido, que “los acontecimientos han sobrepasado de largo todo lo que había soñado. Lo que he vivido, sin demasiada explicación, ha sido un privilegio. Ahora ya empiezo a asumir que soy un actor”.
La École Internationale de Théâtre Jacques Lecoq, de París,