Dibujando la historia real
Funan
Dirección: Denis Do Producción: Francia, Bélgica y Luxemburgo, 2018. Dur.: 84 min. Animación En apariencia no puede parecer muy adecuado plasmar en imágenes animadas un hecho histórico tan trágico como el genocidio que entre 1975 y 1979 realizaron en Camboya los jemeres rojos, aniquilando a cerca de dos millones de personas, una cuarta parte de la población camboyana. En su debut en la dirección con Funan, Denis Do consigue transmitir las emociones y el terror de aquella trágica, despiadada persecución de otras etnias y creencias, a través de las vicisitudes que vive una joven pareja expulsada de su hogar con un hijo de cuatro años. Su salvaje deportación hacia campos de trabajo se transforma en un terrible y sórdido viaje. Un viaje prácticamente sin alimentos y durante el cual van sucediéndose las consecutivas bajas de los prisioneros esclavizados. Cineasta francés de antecedentes camboyanos, Denis Do reconoce haberse inspirado en “la historia de mi familia, una historia que me ha ido siguiendo desde la infancia hasta ahora. Era inevitable que hiciera algo con estos recuerdos, porque esta herencia continúa muy fuerte en mi mente”.
Evocar el pasado con esta película de animación, le ha servido a Denis Do de catarsis y también para homenajear a su madre, tan valiente como la joven Chou, su protagonista, que lucha denodadamente para no perder a su hijo y a su marido. Cabe repetir que parecía un disparate abordar semejante tragedia con el estilo de un género fílmico proclive a la ingenuidad y hasta la simpleza. No ocurre así: Funan combina perfectamente drama con toques de humor y la proximidad hacia un público mucho más joven, pero que sin duda resultará cautivado por esta lección de historia, solidaridad y despedida. Su realizador admite que “nunca volvería a trabajar sobre el tema de los jemeres rojos, porque Camboya debe pasar página y no necesita que se hable más de ellos”. Cabe agradecerle su sinceridad a Denis Do, que está ganando premios y reconocimientos con una producción arriesgada y valiente, capaz de atraer a espectadores un tanto reacios a un cine de animación que sabe cruzar fronteras, tanto temáticas como estilísticas. En la versión original francesa, por cierto, Berenice Bejo y Loui Garrel aportan sus voces a los protagonistas.