La Vanguardia (1ª edición)

Messi, la precuela

Repaso a los 11 goles del crack con los filiales, con los que llega a 600 en el Barça

- CARLES RUIPÉREZ

“No recuerdo una ovación así”, decía el pasado domingo Leo Messi después de que la afición del Villamarín se pusiese en pie para aplaudirle por su tercer gol. Aunque aún le faltan 9 dianas para llegar a los 600 goles con el primer equipo, en Sevilla Messi llegó a las seis centenas de blaugrana en competicio­nes adultas contando los goles con el filial, con el que celebró seis en Segunda B, y el Barça C, con el que marcó cinco en Tercera. Esta es la historia de los 11 goles olvidados, sin focos, del crack. La precuela del futbolista más decisivo de la historia.

Algo parecido al Villamarín le pasó al argentino en Can Peixauet, en Santa Coloma de Gramanet. Hace más de 15 años: el 4 de enero del 2004. En el partido en que marcó su primer gol con el Barça C. De hecho marcó los tres goles del triunfo (2-3). “Íbamos perdiendo 2-1 y en los últimos cinco minutos hizo dos goles y remontó el partido. Si no recuerdo mal marcó con la izquierda, con la derecha y con la cabeza. La gente se lo reconoció aplaudiénd­ole”, rememora Pep Boada, que era su entrenador y ahora está dirigiendo

TÉCNICO DE MESSI EN EL C el área de scouting del Barça.

Antes de que Messi llegara al C, el equipo era colista. “Joan Barbarà y yo veíamos a Leo entrenar en el campo contiguo con el juvenil y comentábam­os: ‘Si nos lo dejaran...’. Así que se lo planteamos a Colomer, que era el coordinado­r, pero no lo veía claro. Con 16 años temía que le hiciesen daño”.

–Probamos y si hay peligro, lo quitamos– le prometió Boada para convencerl­o. Debutó el 29 de noviembre contra el Europa en el Mini (2-1). “Ese día ya hubo un jugador que le hizo un marcaje especial. Sabían quien era”, destaca Boada. En Santa Coloma, en el descanso, camino del vestuario, los técnicos se percataron de que un defensa le hablaba mucho.

– ¿Qué te decía?– se preocupó. – Nada, que le perdone pero que me tiene que hacer faltas.

“El defensa tenía cargo de conciencia”, concluye Boada, que admite que con Messi el C resucitó. “Nos hizo ver la luz. Hasta mi mujer me preguntaba: ‘Avui ve el petit? ’.Y yo le decía ‘sí, hoy ganaremos’”.

El siguiente gol se lo marcó al Palafrugel­l de... ¡Tito Vilanova! “Cuando él se fue del club, yo entré. Es curioso porque Tito ya me había hablado de un cadete que era buenísimo. Era Messi”. El quinto y último tanto fue contra el Badalona, que era el líder (1-1). “Le dieron una patada delante del banquillo. Yo salté pero Barbarà me paró: ‘Míralo, se autocura, se frota la pierna y se levanta’. Entonces ya le pasaba como ahora, que si lo enfadan, se motiva más. Dicho y hecho. Sacó la falta, hizo la pared con Oriol Riera, que centró y él se estiró para poner

ENTRENADOR DE MESSI EN EL B la puntera de la bota para marcar”.

Menos de un mes después, el 9 de marzo, se estrenaba con el filial contra el Mataró (1-0 en el Miniestadi). En un piso de la calle Tarragona de Barcelona, cercano a la plaza Espanya, se cocinó el ascenso. Lo compartían Boada, Pere Gratacós y Arseni Comas, primer y segundo técnico del Barça B. “Todos teníamos a la familia en Girona y nos llevábamos el trabajo a casa. Pep me dijo: ‘Llevatelo’. Messi era como ahora: feliz con la pelota en los pies y rodeado de compañeros que entendiera­n el fútbol como él”, apunta Gratacós, que consideró que progresarí­a más en el filial junto a Sergio García, Verdú o Santamaría.

“Le dije que estuviese tranquilo, que hiciese lo que hiciese a la semana siguiente volvería a ser titular, que iba a tener cuatro partidos para adaptarse y demostrar su juego”, explica Gratacós, actual responsabl­e de área de formación y conocimien­to en el proyecto Masia 360. “Fue a más desde el primer día. No pasó desapercib­ido en ningún partido”, relata el técnico. Aunque tardó en marcar. El gol no llegó hasta el séptimo día. “Ahora es impensable que esté seis partidos sin hacer gol. Entonces venía de marcar 2 o 3 goles cada fin de semana con los juveniles pero no se puso nervioso. Y lo mejor era su actitud: si jugábamos el sábado y el juvenil el domingo se iba con ellos y animaba a sus compañeros desde el banquillo”.

Con el filial Messi marcó al Espanyol B, al Villajoyos­a, al Alcoyano y al Figueres en dos partidos, el último una semana antes de la vaselina al Albacete a pase de Ronaldinho. Ahí ya no hubo vuelta atrás.

PEP BOADA “

PERE GRATACÓS “

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PUNTI / MD Leo Messi controla una pelota con el Barça C contra el Vilassar de Mar el 20 de diciembre del 2003

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